Descanso
KAPTAGAT, KENIA.- Reposo, placidez, pausa. Cuántas veces precisamos de un instante de sosiego en medio de las fatigas del día. Una primera impresión (esa mirada temprana y fugaz que los británicos denominan glimpse) da una idea equivocada de los hechos: estas manos no sostienen a un inmigrante que pende en la cima de un muro. Tal vez la intoxicación informativa nos hace ver ciertas cosas cuando estas no han sucedido. Lo que ocurre es lo contrario de esa tensión agotadora: un maratonista le da un masaje a un compañero apenas concluyen un entrenamiento en Kenia. Se sabe: los keniatas, que suelen dominar las carreras de largo aliento, están educados en la velocidad y en las distancias extenuantes. La fatiga que sucede a ese esfuerzo descomunal es, sin embargo, enorme, raramente placentera. Lo comprenden bien los atletas, hijos del viento, entregados luego a la dicha de esa calma.
Edición fotográfica Julián Bongiovanni