Una celebración con lágrimas en los ojos
Cada año, el 9 de mayo en Rusia se celebra el Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria, un período de la Segunda Guerra Mundial marcado por las grandes batallas en el frente del este, que fue crucial para el derrumbe del fascismo. Duró casi cuatro años, desde el 22 de junio de 1941 hasta el 9 de mayo de 1945, y se llevó las vidas de más de 27 millones de ciudadanos soviéticos. No hay una sola familia en nuestro país que no haya sufrido la amargura de una pérdida irreparable, por eso llamamos el 9 de mayo "una celebración con lágrimas en los ojos". Para nosotros esta fecha tiene un sentido especial y sagrado. Hoy recordamos a la generación heroica que dio su vida por la liberación de la patria, saludamos el coraje sin precedente de los pueblos de las Repúblicas Soviéticas en los frentes y en la retaguardia.
En Rusia teníamos la intención de celebrar el 75° aniversario de la victoria con una solemnidad especial, invitando a Moscú a los líderes de muchos Estados y gobiernos extranjeros para un desfile militar. En la Argentina, también habíamos previsto una amplia gama de eventos conmemorativos. Desafortunadamente, la pandemia del coronavirus ha hecho ajustes considerables en nuestros planes.
Valoramos que los argentinos celebren con nosotros. Aquí se suele realizar la marcha del Regimiento Inmortal, en el marco de la cual la gente camina por las calles de la ciudad con los retratos de sus parientes difuntos que participaron de la Gran Guerra Patria. De esta manera se transmite la memoria de aquellos días y el valor de la victoria a las futuras generaciones. Este año el evento se realizará en forma digital, la epidemia impone sus propias reglas. Al mismo tiempo la dimensión del Regimiento Inmortal va creciendo, y en 2020 la marcha se celebrará online en 10 ciudades.
Para el 9 de mayo fue previamente acordado celebrar el concierto solemne en uno de los principales establecimientos artísticos a nivel mundial, el Teatro Colón, bajo los auspicios de las embajadas de los Estados miembros de la Comunidad de Estados Independientes (exrepúblicas de la URSS) acreditadas en Buenos Aires. No es por casualidad. En los años de la guerra éramos el mismo país, defendíamos a la patria común. Y ganamos todos juntos: rusos, bielorrusos, ucranianos, armenios, azerbaiyanos, judíos, representantes de distintas nacionalidades. Planeábamos invitar al Teatro Colón no solo a compatriotas rusos y representantes del cuerpo diplomático, sino también prácticamente a todos los dirigentes de la República Argentina, incluido el presidente de la Nación, el señor Alberto Fernández. Los grupos artísticos, incluso los de nuestra diáspora, hicieron un gran trabajo con el fin de lograr que esta celebración fuera realmente brillante y conmovedora para los huéspedes del evento. El otorgamiento de las medallas conmemorativas "75 años de Victoria en la Gran Guerra Patria de 1941-1945" a los veteranos que viven en la Argentina habría debido convertirse en el momento más emotivo de la noche.
La comunidad rusa siempre celebra esta fecha: las organizaciones de jóvenes compatriotas esperaban dar unas presentaciones en los colegios, se estaban preparando las inauguraciones de una serie de exposiciones temáticas y proyecciones de películas. Sin embargo, toda la agenda tan ambiciosa fue pospuesta. Esperamos que, a medida que mejore la situación sanitaria y epidemiológica en la Argentina, podamos realizar lo planeado durante este año.
La Gran Guerra Patria forma parte de la Segunda Guerra Mundial, que en cierta forma involucró numerosos países del mundo, incluyendo la Argentina.
A pesar de toda la complejidad de este período histórico, en aquellos años fatídicos los argentinos dieron la mano al pueblo soviético, incluso a través de los grupos de inmigrantes del Imperio Ruso y de la Unión Soviética residentes en la Argentina. Nuestra comunidad se dedicaba a las tareas político-sociales y cultural-educativas, sintonizando con su patria histórica. En 1943 se estableció la Unión Eslava de Argentina (que llegó a reunir más de 200.000 personas), en los años de guerra y posguerra funcionaron varios comités de asistencia benéfica, recaudando plata, alimentos y objetos de primera necesidad para la URSS. De modo activo gestionó aquí la Sociedad Rusa de Asistencia a Lastimados por la Guerra, realizando conciertos, loterías y otros actos de beneficencia. Siempre nos acordamos de aquellos aportes y los apreciamos mucho.
Nos damos cuenta de que hasta hoy día vive en la sociedad argentina la memoria sobre las pesadillas de la guerra. En aquel período horroroso la Argentina recibió a los refugiados de Europa que huían de las persecuciones nazis.
Se albergaron acá presos de campos de concentración liberados a principios de 1945 por el Ejército Rojo. Este hecho lo recuerdan en el Museo de Holocausto de Buenos Aires, donde durante recorridos y charlas con jóvenes relatan la hazaña heroica de los pueblos de la repúblicas soviéticas, y lo inadmisibles que son la alteración de los hechos y el revanchismo histórico.
La memoria histórica común para nuestros pueblos es un fundamento unificador de esfuerzos conjuntos para promover la agenda pacífica y positiva. Para el mismo fin sirve una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas: "Lucha contra la glorificación del nazismo, neonazismo y otras prácticas que contribuyen a exacerbar las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia", que se adopta cada año. Estamos agradecidos por el apoyo ya tradicional que brinda la Argentina a esta iniciativa.
Estamos seguros de que mediante esfuerzos conjuntos nuestros países y la comunidad internacional en general van a superar turbulencias actuales, y las relaciones de Asociación Estratégica Integral que han unido a Rusia con la Argentina durante 10 años van a seguir fortaleciéndose.
Embajador de Rusia en la Argentina