Creciente cinismo ruso
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La activa ciudad ucraniana de Mariúpol contiene un importante puerto comercial estratégicamente emplazado en las orillas del Mar de Azov, a unos 50 kilómetros de la frontera de Ucrania con Rusia, en la convulsionada región de Donbass. Tiene hoy casi medio millón de habitantes, algo así como la mitad de la población de nuestra ciudad de Rosario.
Mariúpol ha sido ya objeto de intensos bombardeos por parte de las fuerzas militares rusas, especialmente en los últimos días. Los mandos rusos acordaron con los de Ucrania respetar humanitariamente un “corredor de evacuación” para la población civil de la ciudad, especialmente respecto de las mujeres y los niños. Pero, en los hechos, nunca dejaron de tirar perversamente a matar contra quienes lo intentaron utilizar.
El hecho más vergonzoso y lamentable ha sido el reciente bombardeo por parte de Rusia de un hospital infantil en esa ciudad, que dejó al menos tres muertos, entre ellos una niña, y numerosos heridos. La imagen de embarazadas y de pacientes abandonando el nosocomio destruido resulta patética.
Privada de agua, luz, calefacción y electricidad desde hace ya varios días, la población de Mariúpol, cercada, sufre estoicamente las consiguientes y enormes privaciones.
Las fuerzas rusas acaban de apoderase del control de esa ciudad y han logrado así conectar a sus columnas militares que operan desde Crimea con el resto de sus contingentes que participan de la ilegal invasión de Ucrania.
Las exportaciones ucranianas de cereales y aceros que usaban activamente el excelente puerto de esa ciudad se han interrumpido ya y el sector industrial local ha prácticamente cesado en sus actividades.
En los últimos días, se han publicado impactantes imágenes sobre cómo se están enterrando en fosas comunes, apresuradamente y sin ceremonia alguna, a decenas de soldados y civiles ucranianos muertos.
La ciudad y su población están efectivamente sitiadas y paralizadas. Se cierne sobre esa laboriosa gente una crisis humanitaria de muy grandes proporciones y gravísimas consecuencias.
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