De las 8 horas laborales de ayer al trabajo por objetivos de hoy
Una Argentina inmersa en una espiral inflacionaria no da respiro para comenzar a ver como seria crecer y generar empleo en normalidad, pero es un deber dirigencial adelantarnos a los tiempos para preparar la reinserción laboral y comenzar a trabajar preventivamente en la creación de nuevas herramientas tecnológicas que serán utilizadas por los trabajadores en los empleos que llegan de la mano de la Inteligencia Artificial, pero también como institución social sindical. Anticiparnos en materia de equilibrio social/ tecnológico es fundamental. La vieja concepción de 8 horas se desdibujó como representación del esquema laboral, las nuevas relaciones de trabajo durante y después de la pandemia, con el home office, comenzaron a transformarse en lo habitual para el cumplimiento de objetivos laborales concretos.
Para muchos significó un alivio económico en materia de transporte, alimentos, disponibilidad horaria para las obligaciones con los niños en guarderías, de los mayores escolarizados o en la compañía de los ancianos de la familia. Para otros tantos, representó un terreno difuso respecto de los costos de elementos laborales como computadoras, conectividad a internet, mobiliario laboral y sobre todo encontrar un espacio determinado en la casa o departamento cuando las dimensiones eran casi las mínimas. Ambas situaciones, conjugadas, representan la realidad descripta de esta nueva modalidad laboral a la cual debemos darle un equilibrio entre la responsabilidad y el descanso, entre la responsabilidad y el salario… entre la casa/espacio laboral y la casa/espacio familiar.
Debemos conjugar presencialidad con trabajo remoto. Este esquema híbrido atraviesa toda actividad que este íntimamente relacionada con la tecnología o pueda ejecutarse con herramientas tecnológicas a distancia. Si de algo estamos seguros es que las 8 horas de ayer son los trabajos por objetivos de hoy, y ese manejo de los tiempos y espacios se convirtió en el desafío a redefinir para estos nuevos empleos.
Ante la improvisación producto de la pandemia nos encontramos con una flexibilidad horaria que corrió los ejes del equilibrio, avanzando en no pocos casos a más de 8 horas del viejo sistema, o recibiendo indicaciones u ordenes en cualquier horario debido a lo laxo y caótico de este nuevo esquema laboral no consensuado; éste solo produjo ruidos en la relación laboral. A partir de aquí debemos poner en juego un nuevo elemento ordenador, la desconexión digital, la que nos servirá para consensuar un nuevo esquema de equilibrio entre responsabilidad laboral y descanso necesario.
Esta etapa exploratoria nos debe llevar a la búsqueda de una posición clara y de equilibrio entre los intereses de empleados y empleadores para comenzar a legislar el sector y establecer convenciones.
Estos son algunos de los marcos referenciales de los próximos convenios colectivos de trabajo, contemplar y equilibrar estos desajustes iniciales y darle previsibilidad y simpleza procedimental, dejando de lado cualquier tipo de interpretación que no se ajuste a un ganar-ganar, es el ordenamiento que se viene y necesitamos en materia de relaciones laborales. La ejecución de trabajos por objetivos que ya no estarán sujeto a 8 horas seguidas y consecutivas, deberán sí ajustarse a un esquema que no traspase las 44 horas semanales.
Las paritarias se nos representan como algo totalmente novedoso también, desde como fijar el valor de ese objetivo y lograr un justo salario, a como incorporar los distintos ítems que mejoran el poder adquisitivo del sueldo como los son: el pago de presentismo, vigente en muchos convenios colectivos de trabajo, el pago de horas extras, el pago de nocturnidad, antigüedad y el pago de días feriados.
Debemos pensar y repensar el nuevo esquema sin atarnos a preconceptos ni sustratos ideológicos, pero sí con la cordura y el equilibrio de llegar a una resultante en donde el salario sea justo, equitativo y tendiente a los estándares del primer mundo, porque el trabajador se adecuó a los tiempos y supo reconvertirse.
Existen empresas que trabajan afortunadamente en simultáneo para el mercado local y el internacional, ¿por qué no animarnos a pensar también en una dualidad en las escalas salarial para cuando se trabaja localmente y otra cuando se hace para el exterior?
El cambio de paradigma laboral implica también el cambio de cabeza empresarial, los salarios no son costos, sino una compensación mensual por el crecimiento de la empresa, internalizando también que los dividendos resultantes (ganancias) deberían sí comenzar a reconocer a ese actor principal no contemplado, y que el viejo esquema laboral lo vislumbró desde la Constitución Nacional cuando habló de distribución de las ganancias con los trabajadores. Son muchas las posiciones que deberemos construir, pero la palabra clave para ese crecimiento compartido es consenso.
Nos queda también contemplar desde cada convenio colectivo en particular: la protección de datos, el trabajo remoto como esquema laboral único, las condiciones laborales en las plataformas de reparto y auditoría algorítmica.
La tecnología de la mano de la IA está en marcha, la capacidad de interpretarla y darle el equilibrio social tecnológico está… o debería estarlo en manos de la dirigencia sindical, política y empresarial. Es nuestra responsabilidad.
Presidente Partido Laborista Argentina Secretario General - Uecara del interior.