
El escándalo de la AFA descorre el velo de un sistema intocable
Los registros de las cuatro cámaras callejeras que el juez Marcelo Aguinsky, que investiga vínculos entre la AFA y la casa de Villa Rosa, le pidió a la municipalidad de Pilar pueden ser útiles, pero todavía no han aportado pruebas. No porque les falte nitidez. Pero hay horas de imágenes para procesar y las grabaciones se borran cada 20 días. Con ese material que espera recibir de la Policía Federal, Aguinsky quiere saber si desde que explotó el escándalo, el 27 de noviembre, y el primer allanamiento, el 12 de este mes, alguien removió del lugar elementos importantes. Los caballos, por ejemplo, que los vecinos sospechan mudados a otros campos o algún club hípico de la provincia de Buenos Aires.
El juez tiene una tarea ardua, pero ha dado un primer paso fundamental para descorrer un velo de antiguos entramados de poder. Que incluyen al fútbol, obvio, pero también al circuito de acceso fácil a dólares oficiales que funcionó durante los dos últimos años del gobierno de Alberto Fernández y Sergio Massa, en pleno cepo cambiario, y que podría haber generado parte de estos fondos. La carátula de la causa de Aguinsky es presunto lavado, y eso lo obliga a determinar el origen de los recursos, que probablemente no esté en el fútbol. Hay que mirar entonces a otra causa, la que tiene María Servini desde hace un año e investiga, sobre la base de datos aportados por la UIF y el Banco Central, esa cadena de la felicidad que los reportes preliminares estiman en unos 1400 millones de dólares entre 2022 y 2023. Es decir, bastante más que los 200 millones que, calculan fuentes oficiales, podrían haber ido a parar a la AFA y a cuentas offshore. La bomba del fútbol puede haber sido apenas el indicio de algo más grande. Todo empezó con un título inmerecido a Rosario Central.
Por los requerimientos y las medidas de prueba que viene buscando, es evidente que Aguinsky sospecha del origen de los ahorros de Luciano Nicolás Pantano y Ana Lucía Conte, dueños formales de la casa de Villa Rosa. Después deberá asignar roles. En algunos casos parece bastante obvio. Cualquier poderoso que haya entrado alguna vez en esa propiedad sabe que quien se movía como anfitrión no era Claudio Tapia, sino Pablo Toviggino, tesorero de la AFA, y que Pantano no era más que una especie de secretario todoterreno. Un “secanuca”, se diría hoy. “Lucho”, lo llamaban los proveedores de la casa, que tenía desde helipuerto o colección de autos a instalaciones curiosas como una ruleta, una cava y, algo no revelado hasta ahora, un gran estudio de grabación para transmitir. ¿La denuncia de la Coalición Cívica, que inició el caso, frustró también la aparición de otro streaming? Contrafáctico.
Lucho y el juez se verán por primera vez las caras pasado mañana a las 11 y a través de un Zoom. Será el primer paso para lo que pretende Aguinsky, saber si él y su madre tienen ingresos para comprar semejante activo, y seguramente también para escudriñar qué visitantes pasaron por ahí. ¿Jueces? ¿Camaristas? ¿Políticos? Dicen que en la casa se escuchaba con frecuencia el vocativo “doctor”. El lunes, por pedido del juez, y según una información que obtuvo la periodista Larisa Serrano para LN+, personal de la ANAC se presentó en la puerta principal de la residencia. Tocaron el timbre. Alguien les abrió y reclamaron el registro de vuelos del helipuerto. Respuesta: “Acá no hay nada de eso”. Los funcionarios insistieron con que era un requerimiento judicial. “Acá allanaron y no hay nada”, volvieron a contestarles. Puede ser solo el comienzo. ¿Y si Aguinsky pregunta también sobre, por ejemplo, la autorización de la caballeriza?
El escándalo afecta en primer lugar al fútbol. Que Marcos Galperin, dueño de Mercado Libre, haya decidido convertirse en sponsor de Estudiantes de La Plata no obedece solo a una pretensión de ubicarse del lado de Verón en el conflicto con la AFA, sino a la necesidad de tapar el acuerdo que, antes de que todo explotara, su empresa y la entidad de Viamonte habían firmado para patrocinar la liga entera. Esas negociaciones se hacen siempre con Toviggino o su segundo, Leandro Petersen, director de Marketing.
Hace un año, Petersen decía que la AFA era la marca N° 1 de la Argentina. ¿Lo seguirá siendo? Probablemente sí: el problema es por ahora de reputación interna. Ya nadie busca fotos con Tapia ni sobreactúa amistad. Daniel Angelici, por ejemplo, que supo tener una buena relación con Toviggino y vive en la casa de al lado, tampoco tuvo reparos en definir públicamente al tesorero como su vecino. ¿Por qué lo hizo? ¿Será, como creen en algunos bancos, que el crecimiento de Sur Finanzas y sus posibles vínculos con el juego clandestino empezaban a condicionar el trabajo de las empresas formales del sector y eso puso al expresidente de Boca en la vereda de enfrente?
Tal vez no se sepa nunca. Pero tampoco es improbable que el nombre de la financiera de Ariel Vallejo aparezca también en la investigación de Aguinsky. “Son dos causas que vienen por distintos lados, por el Pacífico y el Atlántico, pero es probable que se encuentren en el canal de Beagle”, graficó una fuente judicial.
Ayer al mediodía, por lo pronto, el juez se reunió con Mariano Mengochea, flamante director de la DGI, para encargarle datos sobre la trama de empresas vinculadas con la propietaria de la casa de Villa Rosa. Maler SRL, por ejemplo, de múltiples conexiones con Toviggino, su familia y la AFA. La DGI viene con bastante expertise: de la Dirección Regional Sur del organismo salieron las investigaciones sobre Sur Finanzas. Parte del personal que allanó en simultáneo clubes y las oficinas de la AFA y de Vallejo era de la DGI. Dicen además que a Mengochea no le disgustó ser citado por el juzgado. Al contrario, que estaba dispuesto a colaborar. Hay que recordar que la ARCA, organismo del que depende la DGI y que ahora conduce Andrés Vázquez, jefe político de Mengochea, denunció a la AFA por aportes patronales y previsionales impagos.
Y eso que Vázquez tiene una buena relación con Tapia, con quien ha gestionado algún trámite para su club, Huracán. Es un hincha fervoroso: Hugo Alconada Mon descubrió hace un año un homenaje al Quemero entre los nombres que Vázquez usaba para su correo privado, “La Quema”, y para dos de sus sociedades offshore, Alcorta Corp y Pompeya Group Corp. Son palabras para entendidos: Huracán tiene su cancha en la avenida Amancio Alcorta 2570, Parque de los Patricios, pero nació en realidad en el barrio de Nueva Pompeya.
El rol de Vázquez será entonces decisivo no solo para detectar sociedades, sino también para auscultar su interés y acaso el del Gobierno en el avance de la causa. Hay un detalle importante: Mariano Sciola, el funcionario a cargo de la Dirección Regional Sur, de donde salieron las investigaciones sobre Sur Finanzas, es ahora candidato a un ascenso: podría ser designado al frente de la Subdirección General de Operaciones, un área estratégica donde se desempeñaba hasta la semana pasada Mengochea. ¿El ascenso de Sciola podría ser interpretado como un premio de Vázquez y, por lo tanto, aval de la Casa Rosada a investigar a la AFA? En el universo de la Justicia todo se sobreinterpreta. Pero tampoco parece insignificante el involucramiento de la ARCA, organismo en el que, durante los primeros meses de la gestión de Milei, convivieron funcionarios del Frente Renovador y La Libertad Avanza.
Hay sin dudas un punto de quiebre. Al Frente Renovador pertenecen varios de los investigados por Servini en las compras de dólares oficiales. Ha empezado a entrar algo de luz.








