El estilo que viene
Una semana atrás, en su primera aparición pública tras la confirmación de que era el futuro presidente, Néstor Kirchner arrancó mostrándoles los dientes a las corporaciones empresarias. El discurso que pronunció fue calificado como "estudiantil" o "de barricada" por hombres de empresa y por otros observadores.
Durante la campaña proselitista, Kirchner rechazó prácticamente todas las invitaciones que le cursaron los empresarios; todavía hoy, a 48 horas de su asunción como jefe del Estado, muchos de ellos están desconcertados por su poca predisposición al diálogo y su tono por momentos desafiante.
Diferentes analistas opinan que el estilo de gobierno del próximo presidente de la Nación difícilmente pueda ser similar al que cultivó en Santa Cruz. En su provincia, Kirchner gozaba de una amplia mayoría justicialista en el Poder Legislativo y también tenía una Justicia favorable, merced a la ampliación del Tribunal Superior santacruceño, que él impulsó a poco tiempo de asumir la gobernación; por si esto fuera poco, el 47% de la población económicamente activa del distrito depende del empleo público.
Nada será igual cuando se instale a partir de pasado mañana en la Casa Rosada. Nadie subestima, no obstante, la habilidad de Kirchner para tejer acuerdos que le permitan gobernar con relativa tranquilidad. Una de las primeras sorpresas fue la rapidez con que articuló un principio de alianza con el jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra, a quien le despejó parcialmente su camino en las próximas elecciones locales al convocar como ministros a Gustavo Beliz y Rafael Bielsa, que eran dos de sus potenciales adversarios.
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Que a Kirchner le agrada construir y concentrar poder lo demuestra en parte la integración de su gabinete. Aquellos ministerios con más caudal presupuestario y mayor potencial de rédito político les fueron confiados a personas de estrechísima confianza. Su hermana, Alicia Kirchner, conducirá la cartera de Desarrollo Social, de la que pasará a depender el Plan Jefas y Jefes de Hogar, que antes estaba bajo la órbita del Ministerio de Trabajo. Julio De Vido, su fiel colaborador en sus gestiones santacruceñas, estará a cargo del flamante Ministerio de Planificación Federal, Inversiones y Servicios; entre sus tareas, no sólo tendrá la administración del ambicioso plan de obras públicas anunciado, sino también la renegociación de los contratos y de las tarifas con las empresas de servicios privatizados.
Kirchner anunció ayer que no debe esperarse ningún "paquetazo" de medidas en lo inmediato. No hay apuro para recomponer las tarifas, pero tampoco para elevar los salarios. El futuro titular de la cartera laboral, Carlos Tomada, ha dicho que se privilegiará para esto la negociación colectiva y se convocará al Consejo del Salario Mínimo.
En cambio, pese a cierto sigilo, ya hay una decisión tomada: se buscará el alejamiento de algunos integrantes de la Corte Suprema de Justicia.
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