
El futuro de la Reserva Otamendi
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La provincia de Buenos Aires tiene una deuda con los recursos naturales que le dieron sustento a lo largo de su historia. Basta recordar que no existe ningún parque nacional en su territorio y, por añadidura, su ecosistema más representativo y emblemático, el pastizal pampeano, se encuentra protegido de manera insuficiente en pocas reservas naturales provinciales.
Los ambientes naturales de Buenos Aires sufrieron una transformación intensa por obra del hombre. Sus costas, bajíos ribereños, barrancas, bosques y pastizales fueron modificados por el pastoreo, la agricultura, la radicación industrial y fundamentalmente la urbanización no planificada. En este contexto, la Reserva Natural Otamendi, en el partido de Campana, es una de las últimas oportunidades de preservar un gran "pulmón verde" en el norte del conurbano, para que la población disfrute de la flora, la fauna y el paisaje originarios de la zona.
Esta área protegida de 3000 hectáreas es administrada por el organismo conservacionista de mayor trayectoria de la Argentina, la Administración de Parques Nacionales, y está enclavada en el borde de la región más densamente poblada del país. En sus límites resguarda una muestra bien conservada del mosaico ambiental de la zona, cuyo valor actual y futuro es inmenso en virtud de los servicios ambientales que puede prestar a la comunidad.
Entre éstos, cabe destacar la atenuación de inundaciones, el filtrado de contaminantes y la atemperación del clima. Por otra parte, la Reserva está brindando ya oportunidades para la educación ambiental, la investigación científica, la recreación y el turismo. Según un estudio recientemente presentado por Aves Argentinas, la diversidad biológica del sitio es sobresaliente, con casi 400 especies de animales vertebrados silvestres. Más de una decena de esas formas de vida -entre las que se cuentan el ciervo de los pantanos, la pava de monte y varias aves pequeñas- están incluidas en listados de especies amenazadas de extinción. Esto ha sido determinante para que la federación mundial de ornitólogos BirdLife International designara al sitio como Area de Importancia para la Conservación de las Aves.
Desde 1990, el año de su creación, se lograron muchas cosas. El apoyo decidido de empresas locales ayudó a dotar a la Reserva de comodidades y equipamiento. El gobierno provincial hizo también su aporte, al declarar como área protegida unas 1000 hectáreas a la vera del río Luján, vecinas a Otamendi. Ultimamente, gracias a la cooperación de los Países Bajos, la Fundación Avina y la Embajada Británica, entidades civiles tales como Aves Argentinas, Ecodelta y la Organización para el Desarrollo Sostenible, están colaborando con la Administración de Parques Nacionales para fortalecer la reserva, mediante una mayor participación de la comunidad en su conservación. El proyecto apunta a instrumentar un plan de manejo elaborado con la intervención de los actores y autoridades locales, mejorar el perfil turístico de la zona, difundir los valores naturales y sociales del área y capacitar a personas locales que se conviertan en defensores permanentes de la reserva.
Las tierras en cuestión fueron donadas hace 70 años por el ingeniero Rómulo Otamendi para beneficio de la minoridad desvalida. Hasta su declaración como reserva por decreto, el Estado no encontró una forma eficaz de cumplir la voluntad del donante. En la actualidad, el interés de la comunidad y la voluntad de las autoridades pueden finalmente consolidar un gran proyecto de bien público: la creación por ley del primer parque nacional bonaerense.
Por su trascendencia educativa y su carácter público, esta iniciativa daría respuesta a la preocupación por la infancia de quien legó los terrenos. Para concretarla, urge la firma de un convenio entre la Administración de Parques Nacionales, las autoridades provinciales, el Municipio de Campana y el Consejo Nacional de la Niñez, Adolescencia y Familia, a efectos de iniciar los trámites para instaurar el parque nacional a perpetuidad.
En definitiva, la creación de un parque nacional en la actual Reserva Otamendi pondría de manifiesto aspectos tales como la conservación de la naturaleza, la equidad social, la cooperación institucional y la participación pública en la toma de decisiones, valores básicos de la vida de un país democrático que quiere desarrollarse de manera sostenible.






