El pensamiento visual
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La Fundación Arte Viva desarrolla en la Argentina una notable iniciativa cultural y educativa, que comenzó exitosamente hace diez años en The Museum of Modern Art , de Nueva York. El Programa de Pensamiento Visual alcanzó ya a decenas de escuelas y a un grupo significativo de museos de arte. Implica la incorporación al programa de miles de alumnos de escuelas primarias de escasos recursos y de sus docentes.
Se trata no sólo de una obra solidaria de promoción social, sino también de un paso importante en la consolidación de nuevas y fecundas maneras de enseñar y de aprender. Se puede enseñar a mirar y contemplar una obra de arte, a emitir un juicio crítico y defenderlo con argumentos apropiados, a compartir una experiencia estética muy personal. Y se puede enseñar a amar la obra de arte en todas su manifestaciones. En especial, las artes visuales, dibujos, grabados, pinturas, tapices, esculturas, etcétera, apelan a una de las funciones cognitivas más desarrolladas en el ser humano, a saber, la visión.
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Una larga evolución biológica ha conducido a nuestro cerebro a desarrollar portentosos mecanismos, muchos de ellos automáticos, para discriminar las formas y los colores; la profundidad y las sombras; para distinguir el fondo de la figura, el horizonte y las perspectivas; la textura de una superficie y la saturación de un color; el movimiento y la estabilidad.
Esta constelación de intrincados procesos neurobiológicos forma el sustrato de un verdadero "pensamiento visual" que se remonta a la prehistoria del hombre, y constituye una de sus características más destacadas y mejor estudiadas. Algunos científicos eminentes han abierto un campo novedoso para analizar, rigurosamente, el desarrollo de la percepción artística a partir del estudio del cerebro. Se trata de una manera revolucionaria de explorar el pensamiento visual.
Gracias a las nuevas tecnologías de imágenes cerebrales, hoy podemos comprender de qué manera se incorporan las diferentes habilidades del sistema nervioso humano para representar el mundo visual en dos o tres dimensiones, pero aún no sabemos de qué forma estas representaciones adquieren un valor estético en las diferentes culturas.
En esta búsqueda de sentido artístico, los estudios pioneros del psicólogo y educador Howard Gardner ( Arte, mente y cerebro , Paidós, 1982) en el famoso Proyecto Cero de Harvard , que fundó en 1967 el filósofo Nelson Goodman ( Languages of art , Hackett, 1976), abren un nuevo campo a la teoría estética y a la práctica educativa. Hoy el proyecto está dirigido por Steve Seidel y cuenta con decenas de seguidores en todo el mundo.

