El último cartucho
Los políticos peronistas sufren el mismo karma que los cantores de tango. Aunque el tipo tenga la voz de Andrea Bocelli y la pinta de George Clooney, jamás podrá superar a Gardel, que "cada día canta mejor". Y así será no importa cuánto dure este mundo, si se extinguiera dentro de apenas dos años, según la predicción maya, o si fuera eterno.
Y a los más empinados seguidores de Perón y Evita les ocurre otro tanto. Sólo del Pocho y de nadie más se podrá decir que es "el líder" y "el primer trabajador", marcando cumbres inalcanzables para sus seguidores. Y ninguna mujer podrá igualarse a la "jefa espiritual de la Nación".
Algunos lo intentaron en vida del general, como Augusto Vandor, pero, infortunadamente, así sólo logró acortar sus días sobre la Tierra. Y otros, como Carlos Menem, aunque tuvieron más suerte, tampoco consiguieron reemplazarlo en el corazón de los justicialistas. Por lo que hoy puede decirse que en lo único en que tal vez lo haya aventajado, haya sido en la conquista de muchachas en flor y no tanto, como se advierte ahora mismo.
Pero, por lo visto, todavía hay gente que no aprende ni se resigna, y a los que, como les ocurre a los K, esa inflexibilidad de la historia partidaria no sólo no los amilana sino que, antes bien, parecieran entenderla como un desafío.
Porque no de otra manera puede interpretarse la loca carrera emprendida por el matrimonio para borrar esta marcha hacia el infortunio que le han marcado las urnas, por medio de una seguidilla de actos vandálicos contra el sentido común, la Justicia y las leyes de la República.
Que se complementa con un desparramo demencial de guita que ha llevado al déficit de las cuentas nacionales, provinciales y municipales y al reverberar de la inflación, y que no se ha detenido en la asistencia a los indigentes, en el subsidio de las tarifas o en el crecimiento explosivo del empleo público, sino que alcanza también a los barrabravas. A los que no sólo se les ha dado un edificio, apto para que ensayen sus alegres cánticos y guarden allí banderas, bengalas y caños de diverso calibre, sino que se les ha asegurado que 300 de ellos serán bancados con planes sociales para que vayan a alentar al once nacional a Sudáfrica.
Vale decir, una explosión de insensatez destinada a emular, y acaso a superar, a Perón, pero que exhibe una sola muestra de cordura: los fondos que fluyen con tanta generosidad no salen del patrimonio familiar. Lo que, si bien trae aparejado un alivio para los K, implica asimismo un dolor de cabeza, y de los fuertes, para los que, de fracasar la pretensión del matrimonio de superar al líder, lo sucedan en la Rosada y deban bancar esta herencia o exponerse, en caso contrario, a un brote de descontento social que vaya a saber en qué puede terminar.
Lo que hasta da para suponer que también por esta vía, como el general, los K estén pensando en su regreso si es que pierden en 2011.
Un tipo, en el Margot, comentó: "No hay caso, del árbol caído cualquiera hace leña. Ahora Cobos, Macri, Duhalde, todos quieren competir con Lupin en 2011". Y acercándose al reo de la cortada de San Ignacio, le preguntó: "¿Y usted qué dice, maestro?".
Pero el reo no le contestó. Con el pocillo de café entre las manos y la mirada perdida, estaba entonando, muy bajito, aquello de "Rosa, Rosa, tan maravillosa...".
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