En la Plaza Roja
Lo que puede la luz. Lo que surge de ese territorio excesivo que siempre resulta ser Rusia, lo eslavo, los ecos de la desmesurada Unión Soviética. En la foto, hay nubarrones sobre la Plaza Roja de Moscú; una brizna de sol se escapa por entre las nubes, la chica de amarillo y corazones rojos dispara la selfie y aquí está, la magia de los elementos discordantes haciendo lo suyo. En la selfie no saldrá lo que sí sale en la foto: la figura enmascarada que quizás mire al fotógrafo, tal vez nos interrogue a nosotros desde su propia extrañeza. Y en derredor, los preparativos. Se acerca el 9 de mayo, celebración de la victoria soviética sobre la Alemania nazi, fines de la Segunda Guerra mundial. Un millón de muertos en Stalingrado: apenas una parte de la sangre excesiva, desmesurada, con la que se abonó esa victoria. En esta imagen, la vida sigue; sus contrastes y sombras, también.