
La falla en Amazon y el plan “B”
Energía eléctrica, agua potable, combustibles, cables submarinos, GPS; internet, telecomunicaciones e infraestructura. ¿Qué haríamos si nos falta lo que creemos esencial para la vida moderna?
Empíricamente hablando será necesario trabajar en alternativas a partir de las contingencias que sugieren la salida de servicios de la infraestructura tecnológica sobre la cual nos apoyamos para gestionar la vida cotidiana, los negocios, la comunicación, los servicios esenciales. Dimensionar entonces un plan de contingencias, un plan “B”, una alternativa para sobrevivir al blackout, parece una entelequia a medida que incorporamos masivamente microchips, IA y digitalidad. Una copia de back-up, un resguardo en papel físico parecían viables hasta no hace mucho tiempo atrás, hoy ya la condición simbiótica que las sociedades y las comunidades de negocios han contraído con la tecnología y los parafernálicos volúmenes que esta ha adquirido tienen un efecto paralizante en caso de ausencia o interrupción del valioso latido digital proveniente de la nube y serias dificultades de restauración y replicación en ventanas de tiempo reducidas.
No caben dudas cuando China establece nuevas regulaciones que indican un plazo de una hora para informar sobre ciberincidentes relevantes o graves, poniendo en evidencia que trabaja concienzudamente en el fortalecimiento de su propia infraestructura dada la altísima y estratégica dependencia del recurso “tech”. Por el ciberataque que paralizó la producción de automóviles en la planta de Jaguar y Land Rover durante más de un mes el gobierno británico instó a las empresas a conservar copias off line, y si es necesario en papel, de sus planes de contingencia ante ciberataques, dada la dependencia digital total.
Con otro espíritu, pero fundado en su necesidad de “conservacionismo” un hombre formado en la KGB y que sabe de lo que habla, Vladimir Putin, se confiesa: no tiene smartphone ni cuenta en “X” y casi no usa internet, pero da instrucciones al respecto sobre la materia y Moscú ya hace años practica desconectándose de la Internet global probando RuNet, dada la dependencia de la tecnología global/occidental. A pesar de estas pruebas, la tecnología occidental, incluyendo hardware, software y componentes de infraestructura como el Sistema de Nombres de Dominio o DNS sigue siendo un obstáculo importante.
La transición hacia una mayor autosuficiencia tecnológica es un reto monumental, ya que la infraestructura de internet es intrínsecamente global y depende de una compleja cadena de producción y suministro de tecnología, algo que Rusia busca fortalecer activamente. Precisamente los DNS es lo parece haber fallado en la crisis que ha experimentado el mercado usuario de los servicios de Amazon AWS, la caída global de la nube de Amazon generó problemas a cientos de aplicaciones, más de 6 millones de denuncias a nivel mundial, paralizando los servicios de más de 1000 empresas. El problema comenzó en Estados Unidos, en el corazón de las operaciones de los servicios de nube de Amazon, en Virginia del Norte.
Bancos, billeteras, plataformas de juegos, la industria crypto y varios medios de comunicación; todo tipo de organización que depende de este gigante tecnológico por la caída masiva que afectó a Amazon Web Services. Casi un tercio de los servicios de nube de occidente están apoyados en AWS, el propio sitio de eCommerce de Amazon ha experimentado interrupciones serias.
En general se trata de un error humano o en todo caso es lo más fácil de argüir, quizás una configuración incorrecta, un esquema de mantenimiento mal desplegado, una falla en algún componente o un ciberataque. Amazon informó que el incidente ocurrió en su enorme centro de cómputos en el norte de Virginia, su sede más antigua.
Este tipo de contingencia puede leerse como una deficiencia del management, al decidir concentrar todo en un solo proveedor, un gigante del cual dependen millones de empresas. El ecosistema afectado parece no estar determinado aún, clientes y proveedores impactados por igual. Una situación de esta magnitud no tiene precedente, pero todo indica que la probabilidad de que se repita existe, más tarde o temprano, y es alta. Es inexorable, las próximas amenazas significativas serán la IA y la computación cuántica, un riesgo poco calculable y una contingencia futura para la vida común, la ciberdefensa y la privacidad. Por la falla mencionada, ni siquiera fue posible hacer una transferencia o que un auto de aplicación te pase a buscar.
Especialista en riesgo tecnológico y negocios






