La hora de la responsabilidad afectiva
¿Por qué no puedo cumplir mis sueños? ¿Por qué puede parecer que el tiempo pasa y estoy en el mismo lugar? ¿Debería culpar al gobierno? ¿A mi contexto? ¿Mis genes? En estas preguntas podríamos tener la mismísima respuesta.
Hoy en día sufrimos constantemente de ansiedad por los logros, por alcanzar metas y cumplir objetivos personales. Pero es esta misma ansiedad la que nos puede estar impidiendo lograrlo, y nos genera nerviosismo, inseguridad y eventos negativos en nuestra existencia. Es esta inseguridad constante la que nos puede hacer fracasar en relaciones amorosas, puestos de trabajo e incluso perder buenas oportunidades que solo vienen algunas veces en la vida.
Por suerte, se está tomando cada vez más conciencia sobre la salud mental. Era inevitable. Ya nos dimos cuenta de que sin ella no hay salud en absoluto. Es muy difícil lograr algo externo y sentir el verdadero éxito si no estamos en un estado de conciencia y bienestar.
Constantemente proyectamos en el exterior nuestros sueños sin cumplir. Proyectar la solución o el problema hacia afuera es victimizante, es perder nuestro empoderamiento. Es pura y dura dependencia emocional. Esto genera frustración constante, ansiedad y baja autoestima, impidiendo enfrentar la vida de una manera activa y saludable.
Aquí es cuando vemos lo importante de la conciencia sobre la salud mental, poder hacerse cargo, no en el exterior, sino en el interior. Tener responsabilidad afectiva sobre lo que nos pasa, sobre nuestras pérdidas y errores, y sobre las acciones que tomemos, genera un cambio absoluto de perspectiva.
Poder expresar el dolor de fracasar, compartirlo con un amigo o con un familiar, o, de ser necesario, con un terapeuta, siempre nos va a acercar a cumplir nuestros sueños.
La fórmula puede ser pesada y dolorosa, pero a la vez es muy simple. Hacernos cargo de lo que nos pasa es el shift mind que todos precisamos para tener la vida en nuestras manos. Es el cambio que empieza a aliviar los síntomas que sufren millones de personas en todo el mundo, síntomas relacionados con la ansiedad, el estrés o incluso la depresión.
A fin de cuentas, estos síntomas no son algo para calmar con medicamentos, ejercicio o relaciones sin sentido. Son mensajes, son dolores que expresan algo sobre cómo nos estamos desviando del camino que nos lleva a cumplir nuestras metas. Para algo están ahí. Tienen un sentido. Invertir tiempo en hacer consciente esto es algo positivo. Suele ser el primer paso para descubrir más sobre quiénes somos, para entender más de qué estamos hechos. Incluso muchas veces una crisis de angustia puede hacernos replantear nuestros deseos, dándonos cuenta de que estábamos luchando por algo que realmente no queríamos. Ahí solo queda agradecer a nuestros síntomas, al estrés, que estaba ahí para contarnos que solamente estábamos viviendo una historia ajena.
La salud de la mente siempre va a ser el camino, porque es en ese estado que podemos ser nosotros mismos y no quienes los demás quieren que seamos. Aprender a ir hacia adentro es tarea de todos. Tarea ardua, sin dudas, pero que nunca falla en darnos resultados.
Licenciado en Psicología