La mujer que dio alas a los libros infantiles
En Obermenzing, Múnich, existe un hermoso castillo del siglo XV que se llama Blutenburg y tiene habitaciones colmadas de libros para niños y jóvenes en todos los idiomas y formatos. Aunque lo parece, esta nota no es un relato para chicos en ocasión de las vacaciones de invierno, sino una descripción de la Internationale Jugendbibliothek (http:/www.ijb.de), la mayor biblioteca infantil y juvenil del mundo, el hogar de más de 600.000 volúmenes en 150 idiomas que existe gracias al sueño de una mujer, Jella Lepman, una periodista judía alemana que creyó en la literatura como el modo de ayudar a recuperarse del dolor a los chicos de su país.
Viuda desde los 31 años (había nacido en 1891), siguiendo el consejo de algunos de sus amigos Lepman había huido a Londres con sus dos hijos en 1936, cuando el nazismo comenzaba a ser más que una amenaza. Allí trabajó como periodista y al finalizar la Segunda Guerra, a pedido del ejército estadounidense, regresó a Alemania para colaborar en la reconstrucción y en la recuperación de los más chicos.
Para Lepman, que había publicado un libro de literatura infantil cuando era muy joven, los libros se convirtieron, junto con la comida, la salud y un buen lugar para vivir, en una necesidad básica, por lo que se decidió a enviar cartas a unos veinte editores de diferentes países en las que les pedía ejemplares de sus títulos. Al mismo tiempo, comenzó a traducir historias y consiguió dinero para imprimir copias gratuitas. Pronto montó una exposición itinerante por todo el país, con lo que comenzó un intercambio de historias, modos de ver el mundo y de contarlo, un tesoro invalorable para cualquier cultura.
Luego llegaron los congresos, los simposios, la formación de organismos como IBBY, los premios como el Hans Christian Andersen (el Nobel infantil) y la conformación de un género, el Children's & YA lit, que en español se conoce con la sigla LIJ, que significa "Literatura Infantil y Juvenil".
La colección que hoy consultan los expertos comenzó con ocho mil ejemplares en 1946. Entre sus joyas hay libros publicados a partir de 1574 y un tesoro que donó la Unesco: una colección de 30.000 libros infantiles de 58 países reunida por la ex Liga de las Naciones (el organismo que fue reemplazado por la ONU) hasta 1928. En 1964, Lepman publicó su autobiografía: A Bridge of Children's Books (Un puente de libros para niños). Murió poco después, en 1970. Jella Lepman buscó llevar paz a una tierra arrasada y le hizo lugar a la imaginación allí donde sólo había destrucción y muerte. El faro de esa gran apuesta es un castillo lleno de historias de todo el mundo y para todo el mundo.