La prensa contra Trump
Demasiado lejos tuvo que llegar la guerra declarada por el presidente Donald Trump contra buena parte de la prensa de Estados Unidos cuando, en una iniciativa inédita, centenares de diarios de ese país se unieran para decir basta mediante la publicación de editoriales simultáneos.
Desde su llegada a la Casa Blanca, el 20 de enero de 2017, el presidente norteamericano decidió eludir la primera enmienda de la Constitución de su país, que consagra la libertad de expresión, y se empeñó en descalificar a los medios críticos de su gestión y sus ideas radicales y populistas, que el primer mandatario suele expresar habitualmente a través de tuits incendiarios.
Como destacan algunos responsables de la acción conjunta, la prensa no podía permanecer más tiempo sin hacer nada contra las agresiones de Trump, que no ha dudado en ofender a los medios al llamarlos "enemigos del pueblo" ni en acusar a los periodistas de divulgar noticias falsas. "Llamar a la prensa 'el enemigo del pueblo' va contra los valores estadounidenses y también es un peligro para el tejido cívico que hemos compartido durante más de dos siglos", indicó el editorial de The Boston Globe, diario que impulsó la iniciativa.
Por su parte, The New York Times apeló a los ciudadanos al asegurar que la prensa los "necesita". Su editorial comienza con una referencia histórica, cuando en 1787, el año en que se adoptó la Constitución de Estados Unidos, Thomas Jefferson escribió a un amigo: "Si tuviera que decidir si debíamos tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin un gobierno, no dudaría un momento en preferir esto último".
La libertad de expresión es el pilar de los pueblos libres. Por ello, toda vez que el Estado se arroga el derecho a limitar la cantidad o el contenido de lo que los ciudadanos pueden expresar, la libertad de expresión deja de existir como tal.
Una prensa activa, vigilante y crítica del ejercicio del poder político es la mejor garantía para impedir que quienes lo detenten incurran en excesos o abusos.
Con sus duras críticas al periodismo, Trump busca liquidar al mensajero con el propósito de ocultar el mensaje; es decir, de desviar la atención bien lejos de sus errores y contradicciones, que el periodismo independiente tiene la obligación de revelar.
La necesidad de estar bien informado y la capacidad para satisfacer esa necesidad constituyen la base de una democracia sana. Por ello es de esperar, en beneficio de la libertad de expresión y del derecho de los ciudadanos de ser informados libremente, que la iniciativa llevada a cabo por más de 300 diarios en los Estados Unidos sea un paso para la toma de conciencia de la necesidad de que todos los países tengan una prensa libre e independiente.