
Malos hábitos al volante
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Está fuera de discusión que el alcohol es una de las principales causas de tragedias viales. También es sabido que la capacidad refleja de un conductor alcoholizado al momento de manejar un vehículo es inferior a la de un automovilista que circula por las calles sin antes haber bebido. Las secuelas de esos efectos son los más nocivos y muchas veces se traducen en fatalidades. Un conductor alcoholizado tiene 17 veces más riesgo de estar involucrado en un choque fatal que una persona que está manejando en condiciones normales.
Más aún, según investigaciones, mientras que la capacidad de reacción a 90 km/h de un individuo que no ingirió alcohol, desde que percibe el peligro hasta frenar por completo el vehículo, recorre 49,5 metros, en automovilistas con una ingestión de 0,8 g se extiende a 82,5 metros.
Sin embargo, el comportamiento de un número significativo de conductores parece ignorar o restarle importancia a lo que indudablemente es una verdad revelada. Las estadísticas en la Ciudad de Buenos Aires lo demuestran: cada dos horas un conductor de autos da positivo en un control de alcoholemia. El dato surge de la cantidad de causas atendidas entre enero y mayo últimos por la Fiscalía General de la Ciudad. En los primeros cinco meses se recibieron 1615 casos de conductores que fueron hallados manejando con más de 0,5 gramos de alcohol en sangre, el tope máximo tolerado por ley.
Además, la relación de los casos positivos con la actividad nocturna es directa. Casi la mitad fueron detectados en Palermo, el barrio con mayor número de restaurantes y bares. En segundo término se ubicó el barrio de Belgrano, con un 22% y, tercero, Recoleta, con el 9%.
Por otro lado, la Fiscalía de la Ciudad determinó ciertos parámetros para que los fiscales actúen con el mismo criterio en caso de encontrar un conductor alcoholizado y dividió los procedimientos según el resultado del control de alcoholemia. Así, por ejemplo, si el conductor tiene entre 0,5 y 0,7 gramos de alcohol por litro de sangre, el auto y la licencia del conductor son retenidos por una semana y el fiscal exige que el infractor apruebe un día de trabajos comunitarios y pague una multa de 400 pesos o más.
En el caso extremo, si supera los 1,5 gramos de alcohol por litro de sangre, el castigo es de 40 días sin auto ni licencia, 20 días de probation y 1800 pesos de multa.
Según datos de la Secretaría de Tránsito y Transporte, entre enero y mayo últimos se realizaron 54.073 controles en ubicaciones aleatorias, lo que da unos 10 mil controles por mes, lejos de los 30 mil mensuales que la misma dependencia informó que se realizaban en 2011. Esta disminución en los controles motivó que especialistas en seguridad vial advirtieran que hacen falta controles callejeros más constantes, que hagan que la gente sienta que si tomó tiene mucho riesgo de que la detecten. Y también reclamaron sanciones mucho más duras que las actuales.
Frente a este preocupante panorama, resulta indispensable reconsiderar bajar el límite de alcohol establecido en la actualidad e intensificar las campañas de prevención, apuntadas básicamente a los jóvenes. Pero al mismo tiempo es necesario acentuar los controles y revisar las multas por infracciones de este tipo. El riesgo es de tal magnitud que exige actuar con la máxima severidad. Sólo con campañas eficaces y controles muy estrictos se podrá revertir una tendencia que está causando daños irreparables en nuestra sociedad.





