Detrás de los cristales
PEKÍN, CHINA.- Como una pintura al borde de lo abstracto. Como una postal de tintas acuosas, una singular acuarela de trazos esfumados. Quien tomó esta fotografía en una hora más bien crepuscular de la ciudad de Pekín logró el efecto de un hechizo. Hay algo ligeramente onírico en las figuras que se adivinan a uno y otro lado de una composición no tan simétrica. Onírico, abstracto y sin embargo realista. Porque, encriptado en esas difusas formas humanas, en lo que parece el resplandor de una luz tenue y seguramente es la escarcha de un vidrio empañado, se percibe el frío de la calle, el refugio puertas adentro. Lo que la foto nos muestra es la abrigada intimidad de un restaurante a la hora de la cena. Tiempo de tregua: la aridez del clima ha quedado afuera; las exigencias de la vida, también. La comida crepita, el alcohol amansa la noche. Quizá no haga falta más que esta burbuja, efímera y mansa, para seguir adelante.
Edición Fotográfica de Dante Cosenza