El ojo que mira
DUBÁI.- Escenarios desiertos por donde se mire. Un planeta semivacío que, paradójicamente, parece haber revivido ante la impactante disminución de la actividad humana. Hoy los paisajes alrededor del mundo parecen postales de ciencia ficción, puro silencio estático. Y mientras tanto, una oportunidad única: como observadores externos, podemos ver qué sucede con la naturaleza cuando el hombre se retira. Los canales de Venecia se limpian, la contaminación del aire baja, los animales se animan a pisar terreno antes prohibido por la presencia amenazante del ser humano... Desde el aire, la pista de ciclismo Al-Qudra, en el emirato del Golfo de Dubái, remite a un ojo que nos mira de frente. Como si la Tierra hablara. Como si el accidente que desencadenó la pandemia, originado -justamente- por el tráfico de animales salvajes, tratara de decirnos algo.