
Muhamed Mesic: "Debemos aprender a hablar del genocidio"
La historia familiar y personal de Muhamed Mesic está atravesada por tragedias causadas por el odio étnico, como el Holocausto y la masacre de Srebrenica. Especialista de la Universidad de Sarajevo en la investigación de crímenes contra la humanidad, este bosnio de madre judía y padre musulmán afirma, a los 23 años, que no se puede construir una identidad nacional a partir del olvido y la exclusión
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Hijo de madre judía y padre musulmán, Muhamed Mesic lleva su nombre en honor a un juez musulmán que, en medio del horror del Holocausto, salvó a unos 50 judíos de la muerte a manos de los nazis en el pueblo bosnio de Lukavac, al extenderles documentos musulmanes y permitirles realizar sus ceremonias religiosas en las mezquitas.
No fue un hecho aislado, relata este bosnio de 23 años, docente y especialista del Instituto para la Investigación de Crímenes contra la Humanidad de la Universidad de Sarajevo. "Mi historia favorita de esa época es cuando los nazis trajeron a Bosnia al muftí de Jerusalén, una autoridad islámica muy importante, porque los musulmanes no querían cooperar con los nazis. El muftí llegó hablando en árabe y nadie lo entendió, porque ninguno de ellos hablaba árabe", contó Mesic a LA NACION esta semana, durante su visita a Buenos Aires, donde vino para participar en un encuentro internacional sobre genocidio organizado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
El bisabuelo de Mesic murió en el campo de concentración de Treblinka, en Polonia, durante la Segunda Guerra Mundial. No sólo los judíos fueron víctimas del genocidio en esa época: en los Balcanes, los chetniks, ultranacionalistas serbios, practicaron la "limpieza étnica" contra los bosnios en el este de Bosnia, y los ustashas, fascistas croatas, hicieron lo mismo con los serbios en territorio croata.
Sin embargo, en la Yugoslavia de posguerra, que vivió hasta 1992 bajo el férreo sistema de "comunismo nacional" instaurado por el mariscal Tito, estaba prohibido hablar del genocidio de los grupos que la habitaban, so pena de cárcel. Sólo se celebraba "la victoria de los partisanos comunistas contra los nazis", enfatizó Mesic.
Por eso, para él, el proceso de "limpieza étnica" desatado en Bosnia en el 1992 fue una suerte de déjà vu . "En el 45 no hablamos de genocidio -dijo Mesic-: se impuso en Yugoslavia una ideología oficial de ´felicidad , de cooperación, de hermandad entre los pueblos y, por otro lado, de olvido. Y en el 92, el genocidio empezó otra vez".
Mesic, que profesa la religión judía, perdió en 1995 a cuatro primos musulmanes en la masacre de Srebrenica, en la que fueron asesinados unos 8000 bosnios como parte del proceso que desembocó en el establecimiento de la República Serbia de Bosnia, un territorio en el que, como consecuencia de la "limpieza étnica" en la actualidad, es habitado casi exclusivamente por serbios. El resto de Bosnia está habitado por bosnios musulmanes y croatas. Ambos territorios conforman un país de 4,5 millones de habitantes que es prácticamente un protectorado internacional, según dijo Mesic, en una superficie menor al de la provincia de Jujuy.
"Mi profesor de historia, que también es judío, les habló a sus hijos del Holocausto por primera vez en 1992, justo cuando mataron a la primera mujer en las calles de Sarajevo. Ahora -especula este joven bosnio-, si continuamos así, podría pasar que a mis hijos les ocurriese lo mismo".
-¿Qué lo lleva a decir eso?
-Por ejemplo, lo que pasó con Grbavica , la película bosnia que ganó el año pasado el Festival de Cine de Berlín. Es un film sobre mujeres violadas en Bosnia. La directora es una bosnia musulmana; la protagonista, en el rol de una mujer musulmana violada en la guerra, es una actriz serbia. En Serbia no quisieron mirar el film porque dijeron que la actriz es una traidora; en Bosnia se dijo que es un insulto que nos representara una mujer serbia. Entonces, el film no tuvo éxito en Bosnia ni en Serbia, pero llena salas en Alemania, Austria, España y Portugal. Para nosotros, un buen film es aquél en el que una directora musulmana selecciona a una actriz musulmana, y para los serbios un buen film es aquel en el que una directora serbia no sólo selecciona a una actriz serbia sino que, además, habla de otras cosas. Para nosotros, es más importante la identidad por la exclusión. Y si no tenemos la fuerza para hablar de nuestros propios delitos, nunca vamos a poder activar el camino hacia la Unión Europea, que es muy importante para Bosnia.
-¿Por qué no se puede hablar de genocidio en Bosnia?
-El del genocidio es un discurso muy importante para Bosnia, pero debemos aprender a hablar de él. Los políticos abusaron del tema. Si yo hablo de genocidio, la primera reacción de todos en Bosnia va a ser: "El es un nacionalista, un derechista nacionalista, y no nos gusta". Por eso, me escribieron del lugar donde se decide todo en Bosnia, la oficina del alto representante de la Comunidad Internacional -el diplomático eslovaco Miroslav Lajcak-, y me dijeron: "Usted es muy joven, habla muchos idiomas, pero no hable del genocidio porque es un tema del pasado que no nos va a ayudar". Es decir, pensamos que el futuro se va a construir si olvidamos todo lo que pasó -las fosas comunes, los campos de concentración-, y que se va a construir un futuro en un cono de silencio donde seremos todos felices y europeos. Y si fuera tan fácil, entonces yo me pregunto por qué fracasó la estrategia de la Yugoslavia comunista de hablar sólo de la victoria sobre los nazis. La propia comunidad judía, a la que yo pertenezco, tenía muchísimo miedo, pero también muy poca necesidad de hablar de genocidio. En Sarajevo, mi ciudad, hemos implementado un proyecto para conmemorar el día de la Shoah, buscamos en los anales y notamos que era la segunda vez que se realizaba públicamente una ceremonia de ese tipo en 60 años. Pero tampoco se hablaba del genocidio en contra de los serbios, que fue un fenómeno muy presente en el régimen ustasha de Croacia. Muchos líderes ustashi buscaron refugio en la Argentina, como Dinko Sakic y Ante Pavelic, al igual que [el criminal nazi] Adolf Eichmann.
-¿No hay un modo de desarrollar una identidad común en Bosnia entre musulmanes, católicos croatas y ortodoxos serbios?
-Había una identidad bosnia muy fuerte dentro de la identidad yugoslava. Y hay proyectos para fomentarla. Yo mismo presenté un proyecto para hacer un sitio Web o un documental para homenajear a los serbios bosnios que ayudaron a musulmanes en los 90, pero no es un discurso popular. Ellos me dijeron que no querían colaborar porque si colaboraban los iban a matar. Es muy difícil dejar atrás el círculo del mal. En Bosnia no vale ese argumento de que existe odio étnico desde hace 500 años. Es un país en el que las personas tenían esa característica de ser vecinos y amigos. En las ciudades nunca se sabía quién era qué. Ese mestizaje étnico es muy importante, es nuestro orgullo y es lo que me hace ser bosnio. Mi padre amaba a mi madre [ya fallecida] porque eran mi padre y mi madre y no porque eran judíos o musulmanes. Pero también mi familia ha resultado infectada con el pensamiento oficial de dejar atrás lo que pasó. Hoy en día, en Bosnia, la gente no vota a partidos multiétnicos, como los europeos, sino a partidos basados en la retórica que desató la guerra: la que define la identidad por la exclusión. Por eso, lo único que puede ayudar al país de manera sostenible es una presencia muy fuerte de la comunidad internacional.
-¿Y cómo coexisten en un mismo país?
-En Bosnia hay tres presidentes, uno croata, otro bosnio musulmán y otro serbio. Hay 13 primeros ministros, 148 ministros y más de 1300 parlamentarios. Es un sistema enorme. Dicen que es necesario para que cada grupo étnico tenga representación. Abarca a los dos sistemas de país que existen en Bosnia: el sistema conjunto croata y bosnio musulmán, y el serbio. El alto representante decidió recientemente que el gobierno bosnio puede trabajar en una sesión en la que estén presentes la mayoría de los ministros, sin considerar a qué nación pertenecen esos ministros. Hasta ahora, tenían que estar presentes ministros de cada nación. Entonces, cuando un pueblo o grupo étnico quería, por alguna razón, que no se hiciera nada, no venía a la sesión y no había trabajo. Ahora, con esta medida, empezó una cadena de reacciones, con la renuncia del premier de la República Serbia de Bosnia. Es muy difìcil.
-Usted habla de apartheid en Bosnia...
-Lo que pasa es que existe un 15 por ciento de la población que no se identifica con ninguna de las tres naciones constitutivas y constituyentes de Bosnia, y los miembros de ese 15 por ciento no pueden ser candidatos a nada a menos que se asocien a un grupo. Ese es un apartheid constitucional. Además, en muchas zonas de mestizaje se separa en las escuelas a los alumnos de manera forzada: los niños croatas en el primer piso y, en la planta baja, los bosnios musulmanes. No pueden utilizar el patio para jugar al mismo tiempo. Ese es un apartheid total y ocurre en las ciudades de Bugojno y Gorni Vakus. Pero la ciudad con más segregación es Mostar, donde la UE organizó una transmisión en la plaza principal del partido del último mundial entre Croacia y Brasil. La mitad croata de la ciudad tenía camisetas croatas, y la mitad musulmana, de Brasil. Luego hubo actos de vandalismo y las autoridades dijeron que se trataba de un conflicto entre hinchas de Croacia e hinchas de Brasil, como si no se tratase de un conflicto nacional.
-¿Qué ocurrirá en Bosnia si, como se espera, Kosovo se declara independiente de Serbia?
-Los serbios de Bosnia dicen que si Kosovo, que tiene un 95 por ciento de albaneses, declara su independencia, también declararán ellos la independencia de la República Serbia de Bosnia, que tiene un 95 por ciento de serbios, para unirse a Serbia. Ese paralelismo es muy peligroso: la mayoría albanesa se creó con los albaneses ejerciendo su derecho de tener muchos hijos en Kosovo, mientras que, en esa parte de Bosnia, la mayoría serbia se creó con crímenes contra la humanidad. Pero es una gran pérdida de tiempo que los políticos bosnios se la pasen discutiendo sobre lo que va a pasar si se independiza Kosovo mientras el 42 por ciento de la población no tiene trabajo, el sistema educativo es un sistema de apartheid y las familias musulmanas que quieren volver a la República Serbia de Bosnia no pueden hacerlo porque sus casas fueron ocupadas.
El perfil
Joven políglota
Nació en Tuzla, Bosnia, en 1984, estudió en la Universidad de Viena y se dedicó al estudio de los genocidios y los idiomas: habla 25 lenguas, entre ellas el castellano, que aprendió con un libro de gramática y mirando telenovelas latinoamericanas.
Artículos y cursos
Publicó artículos sobre el Holocausto y el genocidio en Bosnia, y dictó cursos en 18 países. Además, colaboró con la comisión bosnia de desaparecidos, en la identificación de restos de fosas comunes, y trabajó con asociaciones de víctimas en proyectos de reconciliación.




