Organizaciones civiles, rol clave
En los últimos meses se publicaron algunos datos alentadores sobre la situación económica y social de la Argentina. La tasa de inflación mensual bajó a un quinto del valor registrado en noviembre de 2023, el riesgo país bajó a su nivel más bajo desde noviembre de 2018, y el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA estimó que el país terminó 2024 con una tasa de pobreza 10 puntos porcentuales por debajo del nivel máximo del 55% alcanzado en el primer trimestre de ese año. Estos resultados económicos eran impensables en diciembre de 2023, y empieza a surgir una renovada esperanza de cara al futuro, al menos en un sector de la población.
No obstante, la situación social en la Argentina sigue siendo crítica, especialmente en los sectores más vulnerables de la sociedad. Dos de cada tres niños (de 0 a 17 años) viven en condiciones de pobreza y uno de cada cinco es indigente. Además, se estima que 5,1 millones de argentinos viven en hogares con inseguridad alimentaria severa, lo que significa que sus miembros padecen hambre debido a problemas económicos. Esta cifra duplica la registrada hace diez años. Como consecuencia, muchas familias argentinas dependen más que nunca de la asistencia estatal, como la AUH y la Tarjeta Alimentar, así como del apoyo de miles de organizaciones de base y de segundo grado, como los bancos de alimentos, para cubrir sus necesidades alimentarias.
Los bancos de alimentos son organizaciones sin fines de lucro que reciben donaciones de alimentos aptos para el consumo que por algún motivo no pueden ser comercializados (por fallas de envasado, fecha de vencimiento próxima, etc.), los cuales son almacenados, clasificados y distribuidos en comedores, jardines maternales, centros comunitarios, hogares de ancianos y otras organizaciones que dan de comer a personas con necesidad alimentaria. En 2023, la Red Argentina de Bancos de Alimentos informó que los 20 bancos del país entregaron 15 millones de kilos de alimentos a través de sus 4449 organizaciones vinculadas. Una de las fortalezas de esta red es la transparencia. Los bancos de alimentos mantienen registros del origen y el destino de cada alimento donado y sus equipos del área social visitan regularmente a cada una de estas organizaciones para asegurar un buen uso de los alimentos y acompañarlas en sus necesidades.
Información provista por el Banco de Alimentos de Buenos Aires (B. de A.-Bs.As.), que distribuye alimentos en el área metropolitana de Buenos Aires a través de más de 1200 organizaciones, muestra evidencia contundente sobre la delicada situación social actual. Por la creciente demanda, la cantidad de alimentos repartidos por el B. de A.-Bs. As. durante los primeros 10 meses de 2024 aumentó un 48% con respecto al mismo período de 2023. Para dar respuesta a esta demanda, se incorporaron 279 nuevas organizaciones, aumentando así la población beneficiaria en un 20%. Según los referentes de estas organizaciones entrevistadas en las visitas realizadas por el equipo del área social, la demanda crece, pero reciben cada vez menos alimentos de los municipios. Los chicos llegan los lunes con mucha hambre y suelen repetir varias veces la comida.
Acceder a una buena alimentación es especialmente importante en la infancia, ya que un déficit en la alimentación en momentos críticos del crecimiento trae consecuencias de por vida: alteraciones intelectuales, dificultad en el aprendizaje, y una mayor predisposición a enfermarse. Para dar una respuesta concreta al déficit en la alimentación saludable en la infancia, el B. de A.-Bs. As. implementó entre junio y noviembre del año pasado el Programa Desayunos Saludables, que consistió en la entrega quincenal de los alimentos necesarios para garantizar un desayuno saludable (compuesto por lácteos, fruta y cereales) a todos los niños y adolescentes que asisten a 89 organizaciones participantes (entre ellas, jardines, colegios y centros comunitarios). Mediante este programa se entregaron 1.657.730 desayunos, que alcanzaron a 12.635 niños y adolescentes.
En la coyuntura actual, un momento de inflexión histórica para la Argentina, en el que es fundamental construir nuevos consensos, las organizaciones de la sociedad civil pueden desempeñar un rol clave en la promoción del diálogo entre distintos sectores de la población. Los bancos de alimentos han tejido sólidas redes con organizaciones de base, mientras que las organizaciones sociales arraigadas en los barrios populares facilitan la construcción de puentes con los hogares más vulnerables. No nos olvidemos de que el fortalecimiento de estos vínculos puede representar un paso esencial hacia una mayor integración social, tan urgente y necesaria en estos tiempos.ß
Profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias Económicas de la UCA





