Otro confinamiento
Hace casi un año, las noticias sobre las ciudades que atravesaban el confinamiento por la pandemia de coronavirus estaban acompañadas por sorprendentes imágenes de aguas cristalinas, a partir de las cuales se hablaba de una especie de retorno de la naturaleza a los lugares de los que había sido desplazada por el crecimiento incesante de la civilización humana. Hoy, la fotografía que se ve aquí refiere a la noticia de un nuevo confinamiento por el virus, en este caso el tercero, en Londres. Más allá del elocuente contraste con aquellas postales de un año atrás, quizás estemos también ante la prueba de que la civilización es capaz de adaptarse incluso a aquello que la pone en riesgo para hacer funcionar igualmente su maquinaria, indiferente a los efectos que deja sobre su entorno. Hasta que no quede sitio donde confinarse.