Toma de decisiones: algo ganamos y algo perdemos
Sabemos que, cada vez que tomamos una decisión, algo ganamos y algo perdemos. Siempre el acto de decidir por A no incluye B o C. Nadie puede ganar todo. Muchas veces el pensamiento adolescente nos conduce a creer que debemos ir en busca de, o tenerlo "todo"; de lo contrario, no seremos felices. Sin embargo, "todo" es igual a nada. Constantemente ganamos algo y, al mismo tiempo, perdemos algo.
1. La capacidad de elegir por sí y por no
Todos alguna vez dejamos de lado ciertos objetivos o algo en especial, renunciando a ello, con el fin de obtener una ganancia. Esta capacidad de renuncia implica una actitud de madurez. Como expresamos anteriormente, solo una mentalidad infantil lo desea absolutamente todo.
2. Enseñarles a nuestros hijos el principio de perder para ganar
A menudo, renunciar a un placer del presente con el fin de obtener un beneficio el día de mañana, resulta ser una gran inversión. Muchos jóvenes expresan: "Yo quiero disfrutar el ahora, vivir el presente y no me importa el futuro". No obstante, el mañana, paradójicamente, viene mañana. Enseñarles a nuestros hijos a posponer el placer inmediato para lograr construir una "mentalidad de largo plazo" es un insumo que los acompañará toda la vida. Ellos pueden invertir su tiempo actual en estudiar, trabajar, perfilar su profesión, etc.; y aunque eso los prive de ciertos placeres hoy, sin duda, encontrarán su propio beneficio el día de mañana.
3. Trazar un puente entre el presente y el futuro
- a. Muchos de nosotros nos criamos con la "futurización de la felicidad". Es decir, pensando: "Cuando me case, seré feliz... cuando tenga un hijo, seré feliz... cuando me gradúe, seré feliz... cuando tenga mi casa, seré feliz". De este modo, la tan ansiada felicidad nunca llegaba, dado que siempre se proyectaba hacia adelante. Todo era un sacrificio enorme en el presente con el objetivo de alcanzar un futuro que nunca terminábamos de abrazar. Así la frustración era permanente.
- b. "Vivir en el presente y olvidarse del futuro". Aquí se manifiesta el otro extremo. Lo importante es vivir el ahora, disfrutar el presente, y no pensar absolutamente nada en el día de mañana.
- c. "Trazar un puente entre el presente y el futuro". Un punto de madurez sería disfrutar el presente, vivir experiencias lindas en el ahora, y al mismo tiempo tomar decisiones que nos beneficien mañana. Es decir, construir un puente entre el presente y el futuro; entre el corto plazo y el largo plazo. Dicha actitud es la que arroja el mayor beneficio. Puedo elegir perder ciertas cosas hoy para ganarlas mañanas; sin embargo, también disfruto del presente tomando decisiones que me hagan bien hoy y que me hagan bien mañana.
- d. "La cultura de la inmediatez". Hoy vivimos en la cultura del placer fugaz, del ahora, del no querer saber nada del mañana y construir solo en el presente, ignorando que podemos tomar acciones para plasmar un futuro mejor. Lo podríamos definir en términos de comida: ser capaces de ingerir algo placentero y saludable hoy y que me haga bien mañana. La capacidad de saber esperar debe ser construida en las nuevas generaciones desde temprana edad. Ellos necesitan saber que el placer puede posponerse, que no todo es inmediato, ni fugaz, ni superficial, porque la vida consiste precisamente en un continuo ganar y perder.
Muchas de las pérdidas que experimentamos, y de las frustraciones que vienen con ellas, no las elegimos; aun así, podemos utilizarlas y transformarlas en crecimiento hacia adelante, es decir, en una ganancia hacia el futuro. De eso se trata la vida.
Desarrollar el pensamiento creativo
Supongamos que yo le pido a un amigo que me lleve al aeropuerto con el fin de tomar un vuelo. Él acepta mi pedido pero me hace saber varias horas antes que no puede llevarlo a cabo. Entonces surge una inmediata frustración en mí. ¿Qué puedo hacer? Como frente a toda crisis, tengo cuatro caminos:
- a. Agredir al otro, insultarlo, gritarle y preguntarme a mí mismo: "¿Cómo me pudo hacer esto a mí?"
- b. Autoagredirme y decirme: "Soy inútil, no sirvo para nada"
- c. Resignarme y pensar: "Por algo será, vendrá algo mejor"
- d. Decidir por el pensamiento creativo: llamar a otro amigo o familiar, cambiar el vuelo, etc.
Siempre en una crisis tenemos por delante estas cuatro opciones siendo obviamente la última la que nos conduce al crecimiento. La creatividad nos permite buscar alternativas y pensar en opciones que transformen la crisis en energía.
Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a Bernardoresponde@gmail.com