
Por qué no se comprende el islam
En los Estados Unidos surgen la intolerancia religiosa y los prejuicios antes de entender sus raíces y su filosofía
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NUEVA YORK.- El mundo islámico reprime a las mujeres, genera terrorismo, tiende a la guerra, resiste la democracia y ha contribuido con notablemente pocos científicos o escritores a la civilización moderna. De forma que es tiempo de defender el islam.
Al hablar con amigos árabes, les he reprochado el antisemitismo violento de sus sociedades. Pero es muy cómodo para nosotros, los estadounidenses, reprender a los árabes por aceptar sin protestas este odio religioso, a menos que antes nosotros desarraiguemos vigorosamente nuestra intolerancia religiosa.
Desde el 11 de septiembre, palabras abrumadoras de odio contra el islam han circulado por Estados Unidos a través de la radio, en Internet y en particular de labios de pastores cristianos conservadores, versiones modernas de Charles Coughlin, "el sacerdote de la radio" que en el decenio de 1930 llegó a tener como público una tercera parte de los habitantes de Estados Unidos, que lo aclamaban por sus diatribas antisemíticas.
"Islam es, simple y sencillamente, una religión de guerra", escribieron Paul Weyrich y William Lind, dos destacados conservadores estadounidenses, en un nuevo folleto titulado Por qué el islam es una amenaza para Estados Unidos y Occidente . Al referirse a los musulmanes estadounidenses, Lind escribe: "Se los debe alentar para que se vayan. Son una quinta columna en este país".
Ann Coulter, la columnista, sugiere a su vez que "debemos invadir sus países, matar a sus líderes y convertirlos al cristianismo".
El reverendo Franklin Graham, hijo del reverendo Billy Graham y prominente evangelista por derecho propio, dice del islam: "Creo que es una religión muy malvada y torcida". El reverendo Jerry Vines, ex presidente de la Convención Sureña Bautista, declaró que el profeta Mahoma fue "un pedófilo obsesionado con el demonio".
El presidente Bush puso un ejemplo de tolerancia inmediatamente después del 11 de septiembre, pero en los últimos tiempos ha estado muy callado. Debe denunciar el racismo, en lugar de (como lo hizo al hablar ante la convención bautista después del insulto acerca de la pedofilia) condonarlo. Si deseamos que los príncipes sauditas enfrenten a quienes siembran el odio en su sociedad, nuestros líderes deben enfrentar a quienes lo hacen en la nuestra.
Un problema que tiene este prejuicio (como sucede con Osama ben Laden) es que ciega al prejuiciado a cualquier comprensión de lo que está insultando. Si el islam fuera realmente la caricatura que frecuentemente es utilizada para describirlo, ¿cómo puede ser tan atrayente para muchos, al grado que se ha convertido en la religión de más rápido crecimiento en el mundo? El islam tiene ya 1300 millones de seguidores y se está extendiendo aceleradamente, particularmente en Africa, en parte porque también tiene cualidades admirables que ha observado cualquiera que haya vivido en el mundo islámico: una falta de jerarquías y un igualitarismo profundo que otorgan dignidad y autorrespeto a quienes creen en ella; mayor hospitalidad que en otras sociedades; un sistema institucionalizado de caridad, el zakat, para proveer lo básico a los pobres. Muchos habitantes de Africa occidental, por ejemplo, ven al cristianismo como corrupto y jerárquico, y acuden en grandes números al islam, al que ven como democrático e inclusivo.
Habrá sin duda quien no esté de acuerdo con eso, y es razonable preocuparse acerca de las repercusiones del islam para el status de las mujeres y por la mutilación genital de las niñas. Pero gritar simplemente que el islam es violento no ayuda a comprenderlo, e incide en tendencias racistas y xenofóbicas que integran algunos de los capítulos más despreciables de nuestra historia.
Por supuesto, el islam está aquejado por problemas que nadie puede pasar por alto. El académico Samuel Huntington ha señalado que el mundo islámico tiene "fronteras sangrientas", con conflictos en una gran parte de su perímetro. De los 26 países desgarrados por conflictos en 2000, 14 tienen grandes poblaciones musulmanas. Y en promedio, los países islámicos movilizan el doble de su población, en comparación con las naciones predominantemente cristianas, para formar sus fuerzas armadas.
Estos son terrenos adecuados para un debate, pero las denigraciones generalizadas contra el islam son basura. Los críticos frecuentemente citan el Corán, por ejemplo, para argumentar que el islam es intrínsecamente violento ("Combate y mata a los paganos donde quiera que los encuentres, y aprisionarlos y acosarlos"). Pero el Corán, como la Biblia, puede ser citado para cualquier propósito. Después de todo, el Nuevo Testamento da su visto bueno a la esclavitud ("Esclavos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblando").
En tiempos de tensión, incluso personas inteligentes y sofisticadas se ven arrastradas por los prejuicios. En 1886, Teddy Roosevelt dijo: "No voy tan lejos como para afirmar que los únicos indios buenos son los indios muertos, pero sí creo que nueve de cada diez lo son, y yo no investigaría demasiado profundamente acerca del décimo. El vaquero más cruel tiene más principios morales que el indio promedio".
La historia sugiere que enfocarse en las deficiencias morales de otros pueblos simplemente sirve para subrayar las nuestras.





