#PorLasLibrerías: El Gato Escaldado: personalidad y lazo con el barrio
A metros de Independencia y Boedo, un espacio atento a la vida vecinal, con un catálogo donde las novedades conviven con la edición independiente, la poesía, el libro álbum y la historieta
Breve historia de la librería: Hace once años, cuando alquilaron el local que hoy alberga a la librería El Gato Escaldado, lo primero que hicieron Marcelo López y Celia Zavala fue aprender carpintería. “Estuvimos tres meses trabajando acá adentro –cuenta Marcelo-. No teníamos mucha plata, pero decidimos que íbamos a tener buenos muebles”. Y así fue. Como el calígrafo chino que asegura que toda pincelada se inicia en los pies, Marcelo y Celia empezaron por la base: mesas y bibliotecas sólidas, construidas y pintadas a conciencia. Él es licenciado en Letras; ella, socióloga, y ambos tenían más o menos recorrido el universo de los libros (editoriales, espacios de infancia, ferias del libro, bibliotecas) antes de lanzarse a la gran aventura: una librería fuerte en contenido –literatura infantil, libros álbum, literatura argentina, Ciencias Sociales, poesía e historieta-, con mucho espacio para las editoriales independientes y, por sobre todo, abierta a la vida del barrio de Boedo. “Por suerte, los vecinos respondieron”, dicen, sonrientes. No sólo los vecinos. Este año, la librería recibieron el premio Elvio Vitali que otorga la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
Identidad: Si algo se puede decir, es que El Gato Escaldado es una librería viva. Todo el tiempo entra y sale gente: abuelos que preguntan por un libro para su nieto de nueve años, estudiantes que buscan algún autor en particular, chicos que vienen con los padres y se demoran un rato en el sector infantil. Además, tiene personalidad. Empezando por el nombre, un declarado homenaje al poeta Nicolás Olivari. “Es el barrio –se entusiasma Marcelo-. Es la literatura, la poesía, una tradición poética y social”. Es también el enigma, apunta Celia: ese resto intrigante que hace pensar en algunos dichos (“el gato escaldado del agua huye”), la sombra del recelo, la astucia que da la experiencia y la calle.
Detalles: La librería se nutre de pequeñas cosas. Están los señaladores, que empezaron siendo artesanales y hoy son delicadas piezas imantadas y firmadas por artistas e ilustradores como Juan Rey, Ezequiel García, Laura Spivak, Pablo Zicarello. Está la música: una envolvente atmósfera de jazz, fusión y ritmos latinoamericanos surgida de la programación de la Radio Proyectiva Real (radioproyectivareal.com). Y la vidriera: a veces temática, siempre renovada, en busca del equilibrio entre las novedades y los autores o editoriales menos conocidos.
Una de las perlas del catálogo: Los libros de Xuan Pablo González, autor independiente que escribe, edita y vende sus propios libros, una mezcla de historia, ficción, crónica y mirada indigenista.
Actividades: en la librería tocó el Tata Cedrón, hubo danza (que se miraba desde la calle), charlas con historiadores del barrio y “picnics de lectura” para chicos. Este año participará en la Semana de Boedo con un encuentro entre Hernán, Miguel Grinberg y Florencia Ruiz.
Diagnóstico del sector: “Desde el año pasado bajaron las ventas y las novedades no generan un boom inmediato”, asegura Marcelo. Aunque también comenta: “Hay algo en este barrio que funciona, algo que los grandes números no captan. Y nosotros apostamos a eso”.
Dirección: Av. Independencia 3548. Teléfono: 011 4932-1956