Qué negativo lo positivo
De todas las maravillas del mundo, ninguna más maravillosa que el lenguaje humano. No solo se derivan de él la lógica y la matemática, y, como consecuencia, todas las demás ciencias, sino que su matriz simbólica puede ser tan densa y precisa como el tapiz más minucioso o como una catedral imperfectible.
Nos domina, el lenguaje, la mayor parte del tiempo. Es difícil, para el lingüista o el psicólogo, no sonreír en silencio ante los deslices inconscientes del político o del funcionario. Es difícil asimismo no quedarse pensando, cuando una paradoja se instala en el discurso público, ahora a causa de la pandemia. Se instala sin que la notemos en absoluto.
Miren, por ejemplo la palabra positivo. Si nuestras mentes no fueran un milagro, no podríamos estar pronunciando frases como que "Fulano dio positivo". Es verdad, el test dio positivo en uno de los sentidos de la palabra. Pero positivo, en su cuarta acepción, quiere decir beneficioso. Pues bien, ahora resulta que es algo muy negativo. Más aún. Si el test da negativo es una noticia bien positiva. Hay centenares de casos como estos, en los que el contexto actúa como juez. Pero algo se destaca. Sin esfuerzo, el tejido simbólico del lenguaje se adapta. Incluso a una pandemia.