Reforma de hecho
Tal vez por su inexperiencia en la política, Antonio Aracre (ex-CEO de Syngenta y designado jefe de asesores de la Presidencia) fue frontal al plantear la idea de un debate sobre el mercado laboral y esbozó la idea de una reforma para “pibes menores de 30 o adultos mayores de 50 con dificultades para insertarse en el mercado de trabajo”. Poco tardaron dirigentes de la CGT y del Frente de Todos en rechazar cualquier posibilidad: “¿Qué cargo tiene? Un chanta. ¿Jefe de asesores de qué? Un chanta”, arremetió el camionero Pablo Moyano, no muy afecto al diálogo. “Primero, que viene del sector empresario, por eso creo que es uno de los errores que ha cometido el Presidente”, acusó. Para Héctor Daer (Sanidad), el planteo “es una banalización absoluta”.
En el país hay unos 12,9 millones de puestos de trabajo en blanco, pero desde 2012 el empleo privado registrado creció solo 2,1%, contra 33% en el sector público y 44,8% en el monotributo. Eso no es nada: más de la mitad del total de ocupados del país (52,4%) están en la informalidad, según un reciente estudio del Instituto Di Tella, basado en datos oficiales. ¿Entonces? “La reforma laboral llegó hace rato”, tuiteó el experto Sebastián Welisiejko. Como en otras áreas, las reformas de hecho tienen peores consecuencias.