Trampas para la evasión fiscal
La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) ha instrumentado un buen número de medidas y firmado con organismos locales e internacionales compromisos de colaboración e intercambio de información para profundizar las acciones de lucha contra la evasión y formalizar la economía, algo imprescindible para bajar la presión tributaria y brindar mejores servicios al contribuyente.
Si bien deben reconocerse los esfuerzos que la AFIP desarrolla en ese sentido, no es menos cierto que aún persisten resquicios que posibilitan una permanente y nada despreciable evasión impositiva que atenta contra aquellos fines.
Entre las modalidades que contribuyen a la evasión puede mencionarse, en primer lugar, la venta ilegal, cuyo exponente más visible lo constituyen las ferias comúnmente denominadas "saladitas". En el país hay más de 500, repartidas en diferentes ciudades y localidades. En este negocio, sin duda "floreciente", casi nadie paga impuestos, ni cargas sociales, ni alquileres, y la mayoría de la mercadería proviene de talleres ilegales con trabajadores esclavizados o del contrabando, por lo que la diferencia de precios con lo que se puede adquirir en un comercio legal es imposible de comparar en favor de los productos "truchos".
Otra modalidad sólo atribuible a la "viveza criolla" se aplica de manera generalizada en no pocos restaurantes sin distinción de categorías, al igual que en comercios que hacen entrega (delivery) de comidas. Nos estamos refiriendo al mecanismo utilizado en esos establecimientos a la hora de cobrar a sus clientes, que les posibilitaría percibir el importe de la factura sin tener que rendir cuentas a las autoridades fiscales. Ello es así en los casos en que el cliente abona en dinero efectivo. La modalidad consiste en emitir un "ticket" con la leyenda impresa "comprobante no válido como factura" u otro cuyo texto que indica "no tiene valor fiscal".
Son pocas las personas que reparan en ese detalle y exigen la emisión de la factura o comprobante definitivo, con la debida intervención de la AFIP. Al final de la jornada, el monto de lo no declarado al fisco podría representar un valor significativo que, sumado a los importes de otros establecimientos con idénticos procederes, configuraría una evasión impositiva de dimensiones considerables.
La evasión fiscal supone la conducta más reprobable por la desigualdad y falta de solidaridad que conlleva y por las negativas consecuencias que tiene para la sociedad, pues es la principal causa de la merma de los ingresos públicos. Supone además un elemento de distorsión de la actividad económica, al introducir un factor de competencia desleal respecto de los contribuyentes que cumplen con sus obligaciones.
Es de esperar que las autoridades fiscales arbitren las medidas necesarias para ir desmantelando las llamadas "saladitas" o cualquier otra modalidad de venta ilegal, al igual que aquellas que impidan o limiten la emisión de los mencionados comprobantes "provisorios" que constituyen un vehículo para evadir impuestos. Cabe desear también que la ciudadanía adquiera el hábito de exigir los comprobantes válidos correspondientes, de manera que la carga impositiva sea soportada por igual entre todos.