Un demorado y necesario freno al juego
El jefe de gobierno ha decidido no renovar el convenio con el juego que en el año 2003 habían suscripto Aníbal Ibarra y Néstor Kirchner, a través de Lotería Nacional Sociedad del Estado y el Instituto de Juegos de Apuestas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y que permitió, junto con un desopilante decreto del ex presidente, que el Hipódromo de Palermo sea la sala con mayor cantidad de máquinas tragamonedas del mundo.
Es cierto que la decisión de no renovar el contrato es una medida acertada, pero no lo es menos que es una decisión que el gobierno de la ciudad toma ocho años después y cuando los niveles de ludopatía crecieron al paso de la profundización de la desigualdad. Sin embargo, creemos que en esta materia el Ejecutivo porteño (al igual que el nacional) tiene una deuda profunda que apenas comienza a saldarse.
Vale recordar la historia reciente: si nos remontamos a 2011 cuando la Legislatura de la Ciudad discutió la renovación del convenio y la Corte Suprema de Justicia de la Nación había fallado a favor de la jurisdicción de la Ciudad en la materia, el oficialismo de Pro impulsó su renovación automática y evitó así aumentarle el canon, que se encontraba completamente desactualizado. Fue un acuerdo entre macristas y kirchneristas que como legislador denuncié.
Ese año y por primera vez pedimos al Ejecutivo que informara cifras de los casos de ludopatía en la ciudad; solicitamos estadísticas, medidas que se aplican y tratamientos realizados. Desde entonces esperamos recibir esa información. Es increíble, pero la ciudad de Buenos Aires no tiene estadísticas sobre esta verdadera enfermedad que afecta a miles de porteños. Y lo que es peor, nunca en estos ocho años ha desarrollado una política pública de información y prevención sobre los efectos que el juego tiene en la salud.
En 2014, se aprobó un nuevo acuerdo político que permitió que se apruebe una adenda al convenio, con nuestro rechazo y el de otros sectores políticos y sociales de la Ciudad.
Así como no hay en la ciudad, tampoco existen estadísticas nacionales sobre la evolución de los juegos de azar o de los casinos, aunque está a la vista de todos que en los años del kirchnerismo el juego fue la única industria que se desarrolló y creció a niveles inéditos. Los recursos de la Lotería Nacional registraron un crecimiento significativo. En los juegos de agencia, es decir, los puntos de venta de los productos como la quiniela o el loto, hubo un aumento del 102%, mientras que en los juegos concesionados, que incluyen bingos y casinos, el aumento fue del 219%. En cuanto a las máquinas tragamonedas que se encuentran en las salas de juego de todo el país, la mayoría están en la provincia de Buenos Aires y la ciudad de Buenos Aires, con casi 22.000 y 6000 máquinas respectivamente. Tan sólo en el Hipódromo de Palermo existen 4500 máquinas tragamonedas.
Es mi deseo que el gobierno de la ciudad haya revertido su política a lo largo de dos mandatos. Ojalá que el anuncio no sea sólo parte de una campaña electoral y sí el camino institucional que Buenos Aires tome a partir de ahora.
El autor es defensor adjunto del pueblo de la ciudad de Buenos Aires