Las claves para entender la tendencia de slow beauty
En tiempos en donde buscamos conectarnos con nuestro cuerpo de manera consciente, sostenible y natural, en el ámbito de la belleza gana adeptas la corriente del slow beauty
Desde hace poco más de cinco años se observa una demanda diferente de los consumidores con respecto a la adquisición y consumo de los productos cosméticos, de belleza y de aseo personal. De hecho, en 2018, la industria cosmética, vio retraer drásticamente sus volúmenes de ventas y se comenzó a observar la inclinación de los consumidores hacia opciones cosméticas con las siguientes características: Naturales, veganos, libres de componentes tóxicos y sustentables. Así se gesta la corriente slow beauty o belleza consciente.
“Estos conceptos que comenzaron a viralizarse entre los consumidores que comenzaron a adquirir este tipo de “etiquetas”, fue captado por la industria, que rápidamente fue adaptando sus viejas recetas carentes de estas características, haciendo un greenwashing de sus líneas convencionales de cosméticos. Y, gracias a la información y concientización, los consumidores aprendieron a leer etiquetas e identificar rápidamente, si ese producto cumple o no con los “estándares” de “consumir belleza””, explica Samanta Pérez, Fundadora de Mano Verde - Slow Beauty @manoverde.slowbeauty
¿Qué buscan los consumidores? La especialista señala que estos comenzaron a darle atención a la conexión con un estilo de vida más saludable, natural y consciente y en respuesta de ello se dio el surgimiento de los emprendimientos de cosmética natural.
Slow beauty, en detalle
El concepto de Slow Beauty, si bien aun está en desarrollo y sigue adquiriendo formas y adeptos, se trata de una tendencia que busca productos cosméticos y de belleza con las siguientes características:
- Naturales y/o artesanales
- Ecológicos y/o eco friendly
- Orgánicos
- Libre de tóxicos identificados por organismos internacionales de la industria cosmética
- Cruelty free
- Slavery free
- Sustentables
- Biodegradables
- Hipoalergénicos
“El Slow Beauty propone que cada consumidor acepte y se haga cargo de la responsabilidad de adquirir y consumir un producto y/o servicio (como es en el caso de mi emprendimiento Mano Verde) que tenga estas características con las cuales me identifico”. La corriente, además de atender a los ingredientes y procesos industriales, se centra en consumidores conscientes que reclaman otro tipo de trazabilidad de los procesos: Desde la obtención de los ingredientes (origen orgánico y sin o mínimo impacto ambiental) hasta el packaging (que sea reciclable, Zero Plastic- Waste, reutilizables, biodegradables, etc).
Cómo practicar el concepto slow beauty
Incursionar en el movimiento o la tendencia del Slow Beauty representa una actitud activa ante cualquier producto:
- Leer etiquetas
- Entender e identificar ingredientes
- Elegir productos cuyos procesos sean comprensibles y fidedignos
- Optar por consumir productos de origen y elaboración local: Ingredientes y componentes ecológicos y orgánicos, libres de manipulación de cualquier tipo o procesamientos industriales que pueden ser agresivos con el medio ambiente.
- Entender la nomenclatura INCI
“Son las siglas internacionales que traducen INTERNATIONAL NOMECLATURE COSMETICS INGREDIENT. Todas las etiquetas de los productos confiables deberían tenerla. Esta nomenclatura está reconocida por todos los profesionales de la salud y en nuestro país está regulada por el ANMAT”, concluye.
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