
Lucas: "Tu ternura es imposible"
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Lo conocí una noche en un bar. Era la despedida de Flora que se iba a vivir a Europa. Tenía cero expectativas. Estaba harta porque todo me salía mal, nunca un tipo sencillo. No entendía las señales de la providencia, pensaba que mi destino era la soledad.
Lucas tenía los rulos más perfectos que había visto en mi vida. Morocho, flaco, diseñador gráfico, medio funk. Estaba sentada en la barra tomando una cerveza, esperando a que termine la noche pronto. Flora había ido conmigo al primario y no conocía bien a sus amigas, estaba medio sola. En eso estaba cuando vino a saludarme. Él acababa de llegar. Me pareció un caño, pero a los dos segundos escuché a mi amiga decirle a otra mina: "Imposible, tiene novia". Me quise morir.
En un momento se acercaron unos extranjeros, me alejé un rato de la barra para no tener que hablar en inglés (soy malísima). Quedé parada cerca de Lucas y empezamos a charlar sobre boludeces. Había algo ahí, como una química implícita. Sus ojos castaños me enamoraban, pero en vano, pensaba en la frase que había escuchado minutos antes ("tiene novia") y me frustraba. El tiempo con él se detuvo, pasaba sin que lo percibiera. Lucas era todo: gracioso, inteligente, irónico y lindo (¡tan lindo!) pero no tenía sentido. Me fui con una excusa tonta al baño y me alejé de él.
Pero la sinergia nos volvió a unir. "No puedo creer que hace 4 horas que estamos hablando y no nos estamos chamuyando", me dijo. Yo quería darle besos. Vino María, una amiga que estaba en otro bar, y nos quedamos charloteando los tres, pero ella estaba claramente de más. Había algo ahí que se hacía cada segundo más evidente, era como un amor a primera vista. Yo pensaba: "esto no se puede terminar". Tenía esa sensación cursi de cosquillas en la panza.
Decidí partir con mi amiga, pero Lucas no me dejó. "Quedate un rato más". Me contó que se la había muerto el padre, que era sensible, que tocaba el bajo, que le gustaban los nenes. Anotó en mi cuaderno dos películas que tenía que ver. Y cuando decidí irme, se acercó y me dijo al oído: "Tu ternura es imposible". No lo podía creer, siempre me autodefiní como una looser , un pibe como Lucas no podía estar diciéndome eso justamente a mí.
Caminamos a mi casa, eran como 40 cuadras. Él vivía en Olivos, yo en Caballito. Nos saludamos con un abrazo que duró horas. Esperé en la parada del 15 que se fuera y me fui a dormir con la sensación de haber conocido por primera vez al amor. Lástima que no había manera de averiguarlo, sólo tenía su mail y no sabía si escribirle o no.
Al final, no me aguanté las ganas y le mandé unas líneas; había sido una noche mágica.
El 15 se hizo humo. Llegué a mi casa y 10 chicas con calzas y 5 chicos con fernet bailaban Xuxa...
Tuve una clase sobre los inicios y el origen del tango que me cautivó.
Y descubrí algo importante: el tango es como vos.
Ustedes qué piensan, ¿contestó?
(Estuve de viaje esta semana, por eso las entregas fueron algo irregulares. ¡Perdón por eso!)




