Qué pasó con la culebrilla tras la aparición del Covid
En consultorios hay reportes de mayor cantidad de pacientes con herpes zóster, el mismo virus de la varicela; la baja de defensas y el estrés, entre las causas
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Ni bien llegó de vacaciones Enrique Kunis, artista, de 43 años, se estresó por completo: el regreso al trabajo, más la firma de un contrato lo tuvieron tenso. A eso le adjudicó la contractura que empezó a sentir. “Era una contractura ridículamente fuerte, de esas que cuando respirás te duele pecho y espalda”, dice. Al día siguiente, en la espalda le aparecieron unas manchas rojas; pensó que se había golpeado en la montaña, que ya se iba a pasar. Pero el dolor siguió y las manchas rojas ya tenían puntos blancos. Fue a la guardia médica: tenía culebrilla (herpes zóster), la reactivación del virus de la varicela.
Tal como describen especialistas consultados por OHLALÁ!, la culebrilla o herpes zóster es una erupción de ampollas o vesículas en la piel. Se acompaña de dolor o picazón en zona; en general toma la mitad derecha o izquierda del cuerpo, como una banda que se corresponde con el trayecto del nervio afectado. Está causada por el virus de la varicela, que permanece en el cuerpo una vez que alguien lo tuvo. Muchas veces no causa nunca más una reacción, pero a medida que el cuerpo envejece y bajan las defensas el virus puede reaparecer como culebrilla.
Desde que se desencadenó la pandemia por Covid la comunidad médica se alertó por el aumento de los reportes de casos de reactivación de este virus, no sólo en pacientes mayores, sino también en jóvenes. Sobre esta situación, el médico dermatólogo Hernán Staiger explica que se activaron estudios para analizar si realmente había habido un aumento de la incidencia, es decir, de nuevos casos durante la pandemia con respecto a años anteriores. “Los estudios no son muy concluyentes al respecto”, aclara. “Hay uno que se hizo en Brasil en donde ellos ven un aumento cercano al 35% de casos, pero eso puede responder a varios factores: por ejemplo, a que durante la pandemia los médicos reportaron más casos porque estaban más alertas”.
Explica que la reactivación del virus por lo general se produce después de los 50 años, porque nuestra inmunidad se va debilitando con el tiempo. “Nuestro sistema inmunológico mantiene a raya al virus de la varicela que queda en el cuerpo, no deja que se reactive, pero va pasando el tiempo y eso se deteriora, por eso vuelve a aparecer”, suma.
Y también reaparece en “pacientes que tienen la inmunidad muy, muy comprometida”. Señala que en los consultorios dermatológicos se ven siempre numerosos casos de este virus.
La médica dermatóloga Laura Szafirstein también coincide en que no hay estadísticas que den cuenta de un aumento de casos durante la pandemia. Sólo agrega como un dato puntual a tener en cuenta que, en su consultorio, hubo un “incremento severo del número de pacientes afectados por herpes zóster”. Tiene registro de un 30 por ciento más de pacientes con esta patología respecto de la prepandemia.
“No hay estadísticas dado que las virosis funcionan competitivamente y cuando aparece una no aparece la otra. En estos tiempos, el que dominó fue el Covid y le siguió el herpes zóster, porque no hubo tanta influenza (resfrío)”, compara. Y agrega que, dado el incremento de casos se diseñaron vacunas contra el herpes zóster, sobre todo, para los mayores de 55 que no recibieron la vacuna antivaricela en la infancia”.
En esta línea, el gobierno argentino decidió introducir desde enero de este año la segunda dosis de vacuna contra el virus de la varicela zóster al Calendario Nacional de Vacunación (CNV) para niñas y niños de 5 años.
Szafirstein lo considera positivo porque es un modo de prevenir que el virus aparezca en la infancia y luego se replique en la adultez. Respecto de este último grupo, que es el que más atendió en pandemia, la dermatóloga explica que este virus se activa cuando “se modifican las defensas en personas predispuestas”. Agrega que no está probada con estudios científicos que exista una relación directa entre Covid y herpes zóster, pero suma: “Diría que el Covid facilita nuevas infecciones porque altera la inmunidad”.
La médica infectóloga Gabriela Piovano coincide en que la reactivación de este virus de la varicela, que aparece como culebrilla, se vincula con una inmunodeficiencia. “El estrés y el uso de corticoides pueden incidir en esta reaparición del virus”, dice. Y ejemplifica: “Si los casos de herpes zóster que se ven están en pacientes que tuvieron Covid y les dieron corticoides puede estar relacionado con eso. Si tuvieron Covid y no les dieron corticoides puede ser por el estrés que ocasiona estar con Covid, porque no es solo lo médico, el miedo a la muerte, sino que es un estrés extra estar aislado, etcétera. Ahí podría precipitar la aparición del herpes”.
Agrega que en alguien que no tuvo coronavirus ni tomó corticoides también el estrés del encierro, de la economía, los temas familiares pudieron desencadenar el virus.
Aclara que no hay estadísticas sobre este incremento. Su colega Staiger lo resume así: “En medicina, para saber si hay un aumento real de la incidencia se requieren hacer estudios con poblaciones muy grandes y metodológicamente muy bien hechos. Eso es difícil de lograr. Entonces, lo que se ve en la literatura médica es que podría haber un aumento, pero aún no se sabe si este aumento es real”.
¿Qué tan peligrosa es la culebrilla?
La mayor complicación del herpes es que, después de que se van las ampollas, que se secan en unas 3 o 4 semanas, la piel puede empezar a doler. Esto se llama neuralgia posherpética. Se trata de un dolor intenso donde tuvo la erupción de culebrilla y en general demora varias semanas en irse. Porque el virus, cuando se reactiva, viaja por un nervio de nuestro sistema y de esa manera llega a la piel. Ese nervio queda inflamado, como si fuera un cable pelado, así que por más de que la piel esté curada nuestro sistema nervioso genera descargas y el cerebro las capta como dolor.
En el caso de Enrique, ahora que cursa la tercera semana desde que se le reactivó el virus, ya casi no tiene sarpullido, sólo unas marcas y aún le molesta el roce con la ropa. Cuenta que siente esas “pequeñas descargas eléctricas”. Y dice que para él todas las etapas fueron dolorosas, incluso previo a la aparición de la erupción.
La médica dermatóloga Laura Szafirstein explica que “este dolor previo tipo contractura puede ser un síntoma prodrómico, es decir, que anticipa lo que viene, y confundirse con otras afecciones. Por eso a veces obliga a los médicos a descartar infartos, colecistitis, apendicitis, toda una suerte de procesos que dan dolor y no muestran las vesículas. Luego de que aparecen las ampollas se descartan otras afecciones”.
¿Cómo se puede curar la culebrilla?
Algunos médicos recetan sólo analgésicos. También hay medicamentos antivirales —como aciclovir, valaciclovir y famciclovir— que se pueden usar tanto por boca como crema para tratar la culebrilla y reducir la duración y la gravedad de la enfermedad. Siempre estos antivirales son más eficaces si se toman ni bien aparece el sarpullido.
¿Hay modo de prevenir la culebrilla?
Si una persona tuvo la varicela el modo de prevenir el virus zóster es con una vacuna. Especialistas aclaran que no baja tanto la posibilidad de que aparezca la culebrilla, como sí la posibilidad de desarrollar la neuralgia postherpética. Lo que logra la vacuna es que el virus sea menos importante, con menores manifestaciones. Se recomienda para pacientes mayores a 50 años o que tienen debilitado su sistema inmunitario.
Otra forma de prevenir la culebrilla es no tener varicela. Eso se previene en la infancia, con dos dosis de la vacuna incluida en el Calendario Nacional de Vacunación (CNV).
¿Deja marcas la culebrilla?
El herpes zóster puede dejar marcas transitorias, tipo manchas, que suelen irse después de 6 meses. En algunos casos pueden generarse lesiones cicatrizales.
¿Es contagiosa?
Lo que es contagioso es la varicela, por eso uno se contagia en la infancia. El zóster en sí es mucho menos contagioso que la varicela, no se contagia por estar en el mismo ambiente con alguien, por ejemplo, sino que se contagia por medio del contenido de la vesícula: es decir, hay que tocar las erupciones de otra persona.
En primera persona: ”Gritaba de los pinchazos que me daban”
Juan Cruz Oprandi, administrativo, 34 años, cuenta que un día se estaba duchando y vio que en el lado derecho de las costillas tenía un grano o roncha. Pensó que era una picadura de una araña y que se le iba a ir sola. En unos días le empezó a picar, se agrandó y aparecieron más granitos. “A los dos días era insoportable”, dice. La dermatóloga le dio el diagnóstico: herpes zóster o culebrilla.
Le habló de la varicela y conversaron sobre algunos episodios de estrés. Le recetó un analgésico y un antiviral y le anticipó que le iban a salir más ampollas en toda la mitad del cuerpo - entre la costilla 7 y 8- y que los granos podían durar un mes y, el dolor, seguir por más tiempo. Todo un mes estuvo con picazón y dolor fuerte: “Los dolores me hacían quejarme, casi gritaba de los pinchazos que me daban, porque eran muy intenss, nunca había sentido en mi vida un dolor tan fuerte”.
Cuenta que pasaba todo el día en cueros porque cuando le rozaba algo le dolía y le picaba. Fue inhabilitante: esos días casi no podía dormir. Le dieron licencia en el trabajo hasta que se repusiera. A las tres semanas se curaron las ampollas, pero el dolor siguió unos dos meses. “Marcas me quedaron, pero por suerte se fue el dolor”.
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