Situaciones que te esperan (o viviste) al veranear con amigos
¿Y si nos vamos todos juntos? Al principio sonó como una gran idea: aseguramos diversión, buena compañía, planeamos salidas, mesas largas y hasta prevemos ahorrar un poco compartiendo gastos. Esa es la parte más auspiciosa de vacacionar en grupo.
Pero también tendrás que estar dispuesta a bancarte algunas situaciones menos prometedoras.
Te proponemos prepararte ante los probables momentos lado B de las vacaciones con otros:
Los tortolitos
Los une el pegoteo extremo: se tocan, se besan continuamente y deciden estar uno encima del otro las 24 horas del día. Lejos de compartir gustos, ideas y pasados, entre ellos solo comparten fluidos. No quieren ir a la playa, no les importa a dónde ir a cenar y mucho menos les preocupa si llueve toda la semana –cosa que para vos sería la peor de las tragedias–. Ellos se la pasan todo el día buscando recovecos para hacer "todo eso", que claramente vos no estás haciendo. Y cuando, por fin, llega el momento de irse a dormir y descansar de los siameses por ocho horas, del cuarto contiguo se escuchan las manifestaciones de cariño con variedad de sonidos y colores. Entonces te das vuelta, mirás a tu novio y sutilmente le preguntás: "Che, ¿da que hagamos algo?". Y él –control remoto en mano y con las medias puestas– te responde: "¡Dale! ¿Arrancamos una serie nueva?".
Cómo remarla: que la "ola de calor" no te supere; inspirate en la onda casi porno que te rodea para ponerles un poco de acción inesperada a tus vacaciones.
Familias con hijos
La idea de irte de viaje con otras familias se da solo una vez, y es cuando te das cuenta de que convivir con los hijos de otros no se parece en nada a una película de Disney. No solo tenés que lidiar con tus hijos sobreexcitados viendo la posibilidad de hacer cosas que en tu casa no hacen y de decirte frente a todos lo que nunca se les había ocurrido hasta entonces. También tenés que consensuar con los otros adultos cuál es la mejor manera de planear una rutina y ¡educar al grupo!
"No pasa nada, mi amor, es un rasponcito nomás", "No, no agarres cosas de la basura, gordi" o "¿Por qué no apagamos la tele por un rato?". Sabelo de antemano: todo lo que le digas al hijo de otro puede ser usado en tu contra. Incluso cuando le pedís a un salvaje de 10 años que no le tire de las orejas a tu bebé y tu amiga –con cara de póker– te dice: "¡Ay, dejalos que están jugando!".
Cómo remarla: salvo que peligre la vida de alguno, llamarse al silencio parece ser la mejor opción. Relajate. Por suerte, las vacaciones también se terminan.
Tus amigas solteras
Cuando ellas desarman sus valijas, notás que salen outfits nocturnos que vos no habías considerado. Y también advertís que ellas están de acuerdo en todo: qué comer y adónde ir. Es que, claramente, esos viernes que vos saliste con tu novio, ellas planearon todo. Ahí recién te das cuenta de que estás en otra sintonía y que tu idea de aprovechar la playa de día y la cama de noche no tiene seguidores.
De día (que arranca tipo 4 de la tarde, después de desayunar), el plan es maquillarse y lookearse para ir a la playa, bajo el lema "nunca sabés a quién te podés encontrar".
De noche, el modus operandi es llegar, mirar hacia los costados y encargarse de ser miradas. Mientras, vos te pasás toda la noche intentando contarles algo. Hasta que, cuando todas se escabullen con diferentes especímenes del sexo opuesto, vos terminás agazapada en un rincón hablando con tu novio por WhatsApp.
Cómo remarla: ponete en modo "último fin de semana en Las Vegas". Ya tendrás tiempo a tu vuelta de la esperada cura de sueño.
La parejita conflictiva
No se aguantan el uno al otro, pero ¡quieren que te los aguantes vos! Ahí están, uno en cada rincón del cuadrilátero, pidiéndote a gritos que seas el árbitro en cuestión. Esta guerra que empezó en su casa se traslada a tus vacaciones y, aunque le pongas onda, ya no sabés qué cara poner cuando te usan como jueza a la hora de decidir qué van a desayunar. Si ella quiere tomar sol, él se enoja porque quiere que lo acompañe al mar. Si uno quiere dormir, el otro quiere salir, y así todas las vacaciones hasta llegar al día que él propone cocinar para todos y ella decide empezar una dieta detox en ese mismo instante.
Tu único objetivo era tomarte unos días muy relajados, en cambio, ahora estás sumergida en el Triángulo de las Bermudas de tires y aflojes. ¡Te hubieran avisado y les alquilabas una casa a 230 km de la tuya, preferentemente en otra fecha!
Cómo remarla: lo mejor es agarrar un bolsito y pasar con tu pareja el día solos en una playa desierta: para descansar ¡y poder criticar sin culpa!. •
¿Te fuiste o te estás por ir de vacaciones en grupo de amigos? ¿Cómo te preparás? ¿Alguna anécdota o consejo para compartir? También repasá tus fiestas de fin de año con Familia Chasquibúm
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