Al anuncio del "4+1" le faltan precisiones
WASHINGTON (De nuestra corresponsal).- El anuncio sobre una ronda de conversaciones entre los países del Mercosur y los Estados Unidos fue apresurado por la situación argentina, a tal punto que no existen ni agenda ni fecha acordadas para la reunión de ministros de comercio.
Un alto funcionario de la administración Bush dijo ayer que aún no saben si el encuentro -previsto para septiembre- resultará en el lanzamiento de una negociación para alcanzar un acuerdo de libre comercio entre los Estados Unidos y los cuatro socios fundadores del Mercosur, la Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.
"Nos vamos a sentar con nuestros colegas para determinar qué objetivos nos deberíamos fijar", afirmó una fuente de la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR, según su sigla en inglés) que pidió no ser inidentificada.
En forma preliminar, la USTR identificó tres áreas para discutir: el lanzamiento de una nueva ronda de la Organización Mundial de Comercio (OMC), las negociaciones del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y las posibilidades de mejorar el acceso a mercados "en ambas direcciones", según el funcionario de la USTR.
La reacción algo sorprendida de los brasileños (sobre lo que se informa por separado en esta misma página) muestra que el anuncio fue hecho de modo precipitado y sin mucha preparación.
De hecho, la primera noticia la dio el viceministro de Economía, Daniel Marx, que fue el principal negociador argentino en Washington. Sentado en el lobby del Fondo Monetario Internacional (FMI), Marx leyó un párrafo del borrador de un comunicado que poco más tarde saldría del Departamento del Tesoro, algo bastante inusual.
Señal política
Al vincular un anuncio del FMI con otro de la USTR (que formalmente aceptó una invitación que le hicieron llegar los presidentes del Mercosur para activar el esquema conocido como "4+1"), quienes negociaron el paquete en su conjunto buscaron emitir, ante todo, una señal política.
Mientras que el FMI avanzaba con tensiones en la negociación del nuevo programa para la Argentina, el embajador argentino en los EE.UU., Guillermo González, trabajó en el plano político para mantener otros canales abiertos y crear una agenda que fuera más allá de la emergencia financiera.
Dentro de la administración Bush, la agencia más receptiva a la demanda de contar con una agenda positiva para América latina es la USTR, porque el embajador Robert Zoellick es el principal promotor del ALCA, aunque no logra por ahora convencer al Congreso norteamericano de sus bondades.
El anuncio de la reunión de ministros "4+1" fue pensada para abrir otras dimensiones en el diálogo con los Estados Unidos que vayan más allá de la crisis financiera, aun cuando falta darle un contenido más preciso a la iniciativa.
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