Alarma en Tribunales: apareció una bolsa sospechosa con un mensaje para el fiscal Diego Luciani

Aunque había poco movimiento por el horario, en el Palacio de Tribunales en la ciudad de Buenos Aires, pasadas las 16.30 se llevó adelante un despliegue de bomberos y expertos antibombas de la Policía Federal Argentina (PFA) y de la Policía de la Ciudad, a raíz de la aparición de un paquete sospechoso que estaba dirigido al fiscal Diego Luciani.

Según pudo saber LA NACION, se encontró una bolsa blanca al lado de una de las garitas de seguridad que tiene los oficiales de la PFA y se procedió a activar el protocolo por un “elemento sospechoso” encontrado fuera del lugar de trabajo de los uniformados y se convocó al Escuadrón Antibombas de la policía porteña.

El ingreso en el que se llevó adelante todo el operativo es el que está situado sobre la calle Tucumán 1360. Según las primeras versiones, fue una mujer de entre 20 y 30 años la que, al pasar por el ingreso lateral, tiró el sobre con los papeles que quedó al lado de la garita de los custodios de la PFA.

Tras descartar que en el interior hubiese un objeto explosivo, los investigadores encontraron una nota escrita en un papel blanco que decía “Para el fiscal Luciani”. Junto a esta nota se encontraron otros documentos. Diego Luciani no tiene su despacho en la sede del Palacio de Tribunales, sino en Comodoro Py. Interviene en la causa el juez de turno, Sebastián Casanello.

El Palacio de Tribunales, cuya entrada principal está sobre la calle Talcahuano al 500, es un edificio de siete plantas de estilo neoclásico con influencias griegas y romanas, que alberga la sede del Poder Judicial y la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Luciani y la acusación a Cristina Kirchner que lo puso en el ojo público

A Diego Luciani el juicio contra Cristina Kirchner le cambió la vida. Por la seguridad y la popularidad, detallaba en diciembre pasado Hernán Capiello en un perfil del funcionario judicial publicado en LA NACION.

Desde que pidió una condena de cárcel para la vicepresidenta, Cristina Kirchner, va con custodia a todos lados, y dejó de lado el bajo perfil judicial para que su rostro sea conocido. A menudo le quieren regalar el vino cuando sale a comer con la familia; en otras ocasiones lo aplauden en un restaurante o se acercan a su mesa para felicitarlo, mientras sus hijos de entre 9 y 18 años, se mueren de vergüenza. Hasta el gimnasio gratis le ofrecieron.

Tanto apoyo no tuvo su contracara crítica. Solo una vez vivió un encontronazo con un acólito de Cristina Kirchner y no pasó a mayores: “Soy kirchnerista, pero te felicito por el trabajo y los huevos que tenés. Después veremos lo que decida la Justicia”, le dijo. Aún faltaban semanas para el fallo que condenó a la vicepresidenta a 6 años de cárcel.

Al comienzo, cuando realizó su alegato en agosto pasado y el clima social y político se había recalentado, Luciani se recluyó en su casa y con su familia. Las cosas se pusieron feas cuando el presidente Alberto Fernández lo comparó con el fiscal Alberto Nisman, que para la Justicia fue víctima de un asesinato. “Nisman se suicidó, espero que Luciani no haga algo así”, dijo Fernández el 24 de agosto del año pasado por el canal TN, y en los tribunales la frase sonó como una amenaza. Entonces se encendieron las alarmas porque nadie puede prever la reacción de un fanático movido por la palabra presidencial.

Pero con el paso de las semanas y cuando pasó la tensión, Luciani decidió que no tenía ningún motivo para esconderse, porque después de todo solo había hecho su trabajo, y retomó su vida cotidiana.