Carlos Manuel Acuña: periodista, nacionalista y católico
A los 76 años, falleció anteayer el periodista Carlos Manuel Acuña Ramos Mejía, cuyos restos fueron despedidos en el cementerio de la Recoleta. Estaba casado con Marta Virasoro, tenía cinco hijos y ocho nietos.
Proveniente de una familia tradicional de Buenos Aires, su padre fue durante el último siglo administrador de los campos del duque de Luyns. De joven, Acuña estudió abogacía, aunque abandonó la facultad para abrazar el oficio de periodista. Hacia 1960, ingresó en LA NACION, donde fue cronista parlamentario en tiempos de Arturo Frondizi, José María Guido y Arturo Illia.
Durante su paso por este diario, que se extendió por algo más de cinco años, es recordado por una frontalidad nunca exenta de amabilidad y por el compromiso con sus ideas, que no le impedía estar abierto al diálogo con quienes disintieran fuertemente con él.
Nacionalista, católico y antiperonista, producidos la Revolución Argentina y el ascenso al poder del general Juan Carlos Onganía, dejó LA NACION y se convirtió en asesor de la Secretaría Técnica, a cargo de Roberto Roth. Más tarde, actuó en el Movimiento Ruralista, encabezado por Tomás de Anchorena.
Sus pasos más trascendentes en el periodismo los hizo en el diario La Prensa, donde ingresó hacia los años 70 y estuvo más de dos décadas, destacándose por sus columnas políticas junto a periodistas como Alfonso de Lafferrerre, Emilio Hardoy, Jesús Iglesias Rouco, Daniel Lupa y Manfred Schonfeld. También hizo radio y televisión.
Militó en el conservador Partido Demócrata de la Capital Federal y fue socio del Círculo de Armas y del Jockey Club.
Escribió los libros Por amor al odio (dos tomos), donde describe y analiza a las organizaciones terroristas que acosaron al país; Verbitsky: de La Habana a la Fundación Ford , y Los traidores , en el que denuncia a dirigentes guerrilleros que traicionaron a sus compañeros de lucha.
Al momento de su muerte, era coordinador general del sitio web El Informador Público. Sus últimos artículos daban cuenta de su preocupación por la situación de muchos militares que, pese a sus avanzadas edades, se hallan detenidos en cárceles comunes.