La Justicia decidió que Chocolate” Rigau, el “ñoqui” de la Legislatura bonaerense, siga preso
Así lo decidió la Casación bonaerense; está detenido desde hace un año; cobraba el sueldo de otras personas y lo entregaba a un exconcejal massista y a su padre funcionario, también presos
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El puntero del PJ Julio “Chocolate” Rigau seguirá detenido. El Tribunal de Casación Penal de La Plata rechazó todos los recursos que planteó el exempleado de la Legislatura que cobraba el sueldo de medio centenar de “ñoquis” y lo entregaba al exlegislador massista Facundo Albini y a su padre Claudio Albino, exsubdirector de personal de la Cámara baja bonaerense.
El fallo fue dictado por la Sala II del Tribunal de Casación de La Plata integrado por los jueces Fernando Mancini Hebeca y María Florencia Budiño. Se trata de un golpe al financiamiento ilegal de la política y mantiene tras la rejas al exempleado de la Legislatura que fue detenido el 9 de septiembre del año pasado cuando sacaba dinero de las cuentas sueldo en un cajero automático del centro de La Plata con 48 tarjetas de débito que no eran suyas.
La investigación está a cargo de la fiscal platense Betina Lacki y del juez Federico Atencio. “Chocolate” fue liberado a los 13 días de ir preso por una disposición de los camaristas platenses Alejandro Villordo y Juan Benavides, pero tras el estrépito que generó, el fallo fue revocado y Rigau volvió a prisión el 14 de octubre del año pasado.
Los jueces del tribunal de Casación rechazaron todas las pretensiones para que se revoque la prisión preventiva porque se excedieron los plazos y los recursos contra la apertura del teléfono celular del acusado. La insistencia en el celular se entiende porque de allí salieron los chats que prueban la cadena de recaudación ascendente, que llegaba a los Albini.
Señalaron los jueces que con el dictado de la prisión preventiva confirmada por la Cámara de Apelaciones quedó superado el planteo. El voto de la jueza Budiño, al que adhirieron sus colegas, señaló que “tanto el encarcelamiento como la libertad personal durante el proceso configuran cuestiones cuyo tratamiento puede reeditarse tantas veces como aparezca necesario”, por lo que “el pedido libertario ha perdido virtualidad pues las instancias departamentales decretaron la prisión preventiva”.
“Tampoco puede compartirse la supuesta ausencia de doble conforme respecto al rechazo del planteo de nulidad del secuestro y apertura del teléfono del imputado Rigau, en tanto la validez de tales diligencias fue confirmada por la Cámara al resolver la confirmación de la prisión preventiva, en donde fueron valoradas”, dijeron los jueces. Y rechazaron por inadmisibles los recursos contra la resolución de la Cámara que confirmó la prisión preventiva, pues sus decisiones “no resultan ser supuestos revisables mediante la vía casatoria”.
Perjuicio millonario
Julio “Chocolate” Rigau y su entramado de tarjetas de débito de “ñoquis” y prestanombres de la Legislatura bonaerense le causaron un perjuicio neto a la provincia de Buenos Aires durante dos años por al menos $395,4 millones, sujetos a actualización por inflación, según surge de un informe elaborado por la División Lavado de Activos de la Policía Federal, y cuya copia obtuvo LA NACION.
El informe alerta, sin embargo, que el perjuicio para las arcas públicas sería muchísimo más elevado, según los expertos de la Policía Federal. Indicaron que a esa cifra preliminar sobre los años 2022 y 2023, que debe ajustarse por inflación, también hay que sumar el desvío de fondos que pudo ocurrir en años anteriores. Algunos de los presuntos empleados de la Legislatura bajo la lupa judicial figuran con cuentas salariales abiertas en el Banco Provincia desde tan atrás como 2012.
El desfalco vinculado a “Chocolate” Rigau y sus jefes, el subdirector de Personal de la Cámara de Diputados, Claudio Albini, y su hijo, el concejal platense Facundo Albini, podría ascender a los $800 millones, solo desde enero de 2022 y septiembre de 2023, cuando arrestaron a Rigau en una sucursal bancaria.
Los expertos en delitos económicos basaron sus conclusiones iniciales en la documentación que le aportó la fiscal a cargo de la investigación, Betina Lacki. Incluyó extractos bancarios del Banco Provincia sobre cada presunto empleado bajo la lupa de la Legislatura bonaerense, sus fichas de servicios y contratos de locación. También detalles de las tarjetas de débito secuestradas, reportes de Nosis y constancias de inscripción ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
“Del relevamiento de las 48 cuentas bancarias vinculadas a las tarjetas de débito”, detallaron los expertos de la Policía Federal, “la particularidad encontrada es extracción de la totalidad de las acreditaciones procedentes de la [Legislatura], en montos que no superaban los $30.000, realizadas en los mismos cajeros automáticos, en varios días consecutivos y en horarios poco frecuentes, como desde la 5:00 a 07:00, y después de las 19:00″.
El informe oficial también aportó un indicio más que complica a la presunta asociación ilícita que integrarían los “ñoquis”, “Chocolate” Rigau y, por encima de ellos, Facundo Albini — también apoderado provincial del Frente Renovador de Sergio Massa-, y su padre, Claudio Albini, subdirector de Personal de la Legislatura bonaerense.
Tanto la fiscal Lacki como el juez de Garantías, Guillermo Federico Atencio, consideran que los ñoquis, “Chocolate” Rigau y los Albini serían apenas los niveles iniciales y medios de un entramado delictivo cuyos máximos responsables continúan en las sombras, desde donde buscan controlar los daños.
En ese sentido, siete de los posibles “ñoquis” abrieron en el Banco Provincia su cuenta salarial en 2012, otros tres en 2013, siete más en 2014, apenas uno en 2015, pero cinco en 2016 y cinco más en 2017, otros dos en 2018, el récord de nueve en 2019 -año de elecciones a nivel nacional, provincial y municipal-, y uno en 2020.
Los chats de Chocolate con sus jefes revelan como funcionaba el mecanismo, donde el empleado debería rendirles el dinero en efectivo y reponer lo que faltaba si es que los titulares de las tarjetas usaban la plata para sus gastos.
Los chats revelan que había empleados que no sabían ni lo que cobraban ni el trabajo que desempeñaban, que el dinero debía ser rendido sin faltantes a Claudio Albini, y en un caso que reclamaban que le den de baja en la Cámara de Diputados porque el estar en blanco le impedía cobrar las asignaciones sociales.
De esas conversaciones, a las que accedió LA NACION, surge que Rigau cobraba 200.000 pesos por mes para ocuparse de la recaudación de casi medio centenar de empleados ñoquis, dejarles parte del dinero a ellos y el resto “rendirlo” al massista Claudio Albini.
Esta última conversación con Albini es del 28 de agosto pasado. Rigau cayó preso por primera vez el 9 de septiembre pasado. Fue luego liberado porque anularon la causa en su contra. Sin embargo, cuando ese fallo fue revocado, el puntero peronista volvió a la cárcel donde se encuentra ahora.
Las charlas son la evidencia a partir de la cual la fiscal Betina Lacki sustentó la acusación contra Claudio Albini de ser el jefe de una asociación ilícita. Y también sobre las que se apoyan las acusaciones contra su hijo Facundo Albini, Rigau y los dueños de las tarjetas de débito como integrantes de esa asociación ilícita.
El 24 de agosto de 2023 desde el contacto “Facu”, que corresponde al celular de Facundo Albini, le mandan un mensaje a Rigau a las 10.41. “Llamame, es urgente”. Y el interlocutor le insiste en que quiere comunicarse. Rigau le dice “estoy con Mecha” y le cuenta que se complicaron las cosas para rendirle porqué “entraron algunos descuentos en varias tarjetas”.
Como Rigau no lo llama, Albini se intranquiliza y, tras insistirle varias veces, señala. “Necesito urgente un nombre para la muni”. Ante el silencio, ya el día 26 de agosto, Albini escribe en mayúsculas “LLAMÁME, vos me estas tomando de Gil”.
Albini busca conectarse con el puntero y le ofrece hasta terminar la relación en buenos términos, pero como no obtiene respuesta, ya harto, el 27 de agosto le reclama: “Te llevás 200 por mes hace 3 años y cuando te necesito no estás”. Y va más allá: “Siento que me estás faltando el respeto y a la amistad que tenemos”. Y añade: “No quiero terminar mal con vos, pero no quiero que me tomes por idiota, me estás faltando el respeto a mí, a los compañeros y lo están notando todos”.
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