Este sábado empieza formalmente la campaña electoral. Pero no estará en ella el presidente Macri. Decidió que, por lo menos durante lo que queda de septiembre, no va a hacer campaña él, sino el resto del equipo. Macri se va a quedar a cuidar la todavía compleja situación financiera y cambiaria.
La semana cierra con cierta tranquilidad del dólar, una recuperación de las acciones y una baja del riesgo país. ¿Quiere decir que las medidas de control de cambios han dado resultado? Sí, al menos, esta semana. La situación debe ser seguida bien de cerca. Macri no tiene la posibilidad de apartarse de su rol de presidente para ponerse el traje de candidato a la reelección, cosa que hizo durante casi todo el mes de julio y parte del de agosto.
El Presidente tiene un doble límite. Por un lado, el de la crisis económica, cuyas consecuencias son evidentes y ya conocemos. Esa situación sigue en un estado de precariedad, por eso Macri debe permanecer en su rol de jefe de Estado.
El otro límite se lo puso su adversario político Alberto Fernández, que hizo algunas apariciones en medio del tembladeral cambiario y lo acrecentó. Esto obligó a Macri a retirarse de su papel de candidato. Es una forma de Fernández de neutralizar al Presidente en su potencial doble papel, y también una manera de recordar que el resultado electoral de las PASO es uno de los bienes que el peronismo quiere mantener en las elecciones generales.
Esta semana, Macri volvió a hablar de economía y a decir que la Argentina ha cumplido todas las condiciones para que el FMI efectúe el famoso desembolso de 5600 millones. Sin embargo, en el ministerio de Hacienda de Hernán Lacunza, no son tan optimistas respecto de que ese dinero vaya a llegar rápidamente. Los equipos técnicos del Fondo no van a tomar esa decisión por sí mismos, van a esperar a que asuman las nuevas autoridades tras la renuncia de Christine Lagarde. Hay, sin embargo, otra forma de destrabar esta cuestión. Una clave es el contacto telefónico que Macri tuvo esta semana con el presidente estadounidense, Donald Trump.
La crisis política y económica es la preocupación tanto de Macri como de Alberto Fernández. Pero en el caso de Fernández su preocupación no es tanto el día a día. Al candidato de la oposición le preocupa la situación de la crisis económica a partir de que él asuma, si es que gana, como espera. Hoy tuvo una reunión en Lisboa que va a ser utilizada mucho en los discursos del kirchnerismo, particularmente por el propio Fernández: habló con el Primer Ministro de Portugal, Antonio Costa.
¿Por qué el kirchnerismo toma a Portugal como ejemplo? Porque Portugal renegoció un acuerdo con el FMI diciéndole: "Nosotros no podemos cumplir los acuerdos, nos son impagables, déjennos aplicar una política económica propia, de ese modo vamos a generar los recursos para finalmente asumir los compromisos". Alberto Fernández querría replicar esto, y va a plantear que la Argentina tiene argumentos para renegociar con el Fondo, igual que Portugal, siempre que se le de margen para aplicar su propia política económica.
Pero, cuidado con las analogías y las comparaciones: en Portugal, el gobierno de centroderecha previo al de centroizquierda actual, hizo el ajuste estructural de la economía portuguesa; ahí hay una similitud. Pero hay una enorme diferencia: Portugal es un país de Europa y tiene una moneda anclada en el sistema de todo el continente, no tiene una propia como nuestro debilitado peso.