El Gobierno insiste en que es un tema laboral
El Gobierno cerró filas ayer en unificar el discurso ante el bloqueo a las plantas impresoras del diario Clarín y LA NACION e insistió en destacar que se trató de un conflicto laboral.
El portavoz oficial de la Casa Rosada ayer fue el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, luego de una decisión de la presidenta Cristina Kirchner de evitar hablar del tema y dejar al titular de la cartera laboral que explicara la posición del Gobierno.
"Lo que no hay que hacer es confundir a propósito, deliberadamente, un conflicto laboral con un supuesto ataque a la libertad de prensa", sostuvo Tomada en declaraciones radiales.
"Me hubiera gustado que [los dirigentes políticos que criticaron la protesta] hubieran destinado un poco de ese tiempo para averiguar lo que está pasando en el interior de Artes Gráficas Rioplatense [AGR]", agregó el funcionario.
Además, el ministro de Trabajo concentró sus críticas en Clarín. "El Grupo Clarín cree que está exento de cumplir la legislación argentina en materia de representación sindical en todas sus empresas", opinó, y confirmó que su ministerio pondrá un inspector dentro de la planta impresora para que "verifique los hechos que se denuncian".
La Presidenta optó por el silencio en la única presentación pública que tuvo ayer en Salta. Se concentró en destacar los logros de su gestión, habló de la industria y recordó a Néstor Kirchner. Pero nada dijo del conflicto que imposibilitó la salida del diario Clarín y los problemas de distribución de LA NACION.
Según dijeron en la Casa Rosada a LA NACION, hubo un debate del Gobierno sobre la conveniencia o no de que la propia Cristina Kirchner se refiriera al conflicto. Algunos funcionarios recordaban que pocas veces la jefa del Estado habla cuando hay bloqueos. De todas maneras, otras fuentes agregaron que la Presidenta intervino directamente en el conflicto en el puerto de Rosario, hace dos meses, cuando pidió que se levantara el bloqueo que impedía la salida y llegada de barcos.
Tomada contó que Cristina Kirchner le había pedido que solucionara de manera "urgente" el conflicto en Clarín. "Me pidió que avanzara lo más rápidamente posible para resolverlo", relató.
Tomada quedó así como el único habilitado por la jefa del Estado para hablar del tema. El ministro del Interior, Florencio Randazzo, que había sido el único funcionario que anteayer había hablado para sentar una posición oficial, quedó esta vez al margen de la estrategia comunicacional de la Casa Rosada. La Presidenta también le ordenó al jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, que evitara hablar por los medios.
En los despachos oficiales confiaron que la orden presidencial fue instalar en la opinión pública que el conflicto se trató de un problema laboral. Así, el único habilitado para mostrar una postura fue Tomada, que había convocado a una reunión a las partes para destrabar la situación (Más información en la página 8).
La otra voz fue la de la ministra de Seguridad, Nilda Garré. Pero debió hacer un comunicado por orden de Cristina Kirchner para evitar correr el eje de discusión del que quería hablar el Gobierno. Garré insistió en que se trató de un "conflicto gremial". "Resulta infundado y extemporáneo calificar el reclamo laboral ocurrido como ataque a la libertad de prensa que la Constitución Nacional garantiza", destacó Garré.
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