El menemismo no acepta un acuerdo legislativo previo
"¿Acuerdo de gobernabilidad? ¿Antes del ballottage? Ni locos".
Así lo sostiene el menemismo, que no tiene intención alguna de conceder al presidente Eduardo Duhalde el papel de "arquitecto de la gobernabilidad", menos aún en estos días decisivos de campaña electoral. Por eso desairó, con toda la vehemencia del rencor que le guarda, la invitación presidencial a suscribir antes del ballottage un acuerdo multipartidario que facilite al futuro mandatario la sanción de las leyes por venir.
"Bajo ningún punto de vista permitiremos que se nos imponga una agenda previa a pocos días de una segunda vuelta electoral, y mucho menos cuando todos los pronósticos arrojan que a quien deberá dar su apoyo el Congreso es a Carlos Menem, el futuro presidente", asestó el diputado Oscar González (Córdoba), jefe del bloque menemista Azul y Blanco.
Es difícil entrever si es convencimiento genuino o bien un triunfalismo fingido lo que se refleja en las palabras de González (que comparten el resto de sus pares menemistas). Lo cierto es que su sector no quiere saber nada de acuerdos antes de la segunda vuelta electoral y sólo estarán dispuestos a sentarse a la mesa de discusión una vez que se defina el nombre del futuro presidente.
Así lo ratificaron los senadores menemistas en las últimas horas.
"No es conveniente hacer la convocatoria en este momento, en la medida en que posiciona públicamente al presidente Duhalde en una iniciativa que podría ser entendida como un acto de campaña", enfatizaron los senadores Marcelo López Arias (Salta), Carlos Verna (La Pampa) y Mario Daniele (Tierra del Fuego), todos ellos enrolados dentro del menemismo junto al hermano del ex presidente, Eduardo Menem, y otros senadores.
¿Esto implica que el menemismo no facilitará la sanción de ninguna ley si Kirchner es elegido futuro presidente?
Los menemistas lo niegan enfáticamente. "Vamos a apoyar un acuerdo, pero sólo después del 18 de mayo. Nuestra clara voluntad es trabajar junto con la conducción del bloque para apoyar al nuevo jefe del Estado, pero una vez que sea electo", aclaró López Arias.
La misma predisposición muestran los diputados menemistas. "El bloque Azul y Blanco es, antes que nada, justicialista, y respetará el resultado de la segunda vuelta electoral, aportando gobernabilidad y colaborando con los representantes que el pueblo elija", sostuvo González.
La idea de un acuerdo de gobernabilidad en el Congreso no es nueva: hace más de tres semanas, el titular de la Cámara baja, Eduardo Camaño (un duhaldista acérrimo), arrojó la propuesta a los principales líderes parlamentarios, pero sin demasiado éxito. Luego, el presidente Duhalde recogió la idea, seducido con la meta de encarnar el papel de líder político después de abandonar el poder, el 25 de mayo.
Indiferencia
Sin embargo, hasta ahora no recibió más que indiferencia del Congreso.
El radicalismo, si bien es consciente de la necesidad de un acuerdo de gobernabilidad parlamentario, también quiere esperar hasta conocer el nombre del futuro presidente antes de suscribir cualquier pacto. Los partidos provinciales, si bien están dispuestos a contribuir a la gobernabilidad de la futura gestión, no quieren firmar "cheques en blanco" por anticipado para nadie.
¿Qué caminos le quedan, entonces, al oficialismo? Básicamente dos: esperar hasta después de las elecciones del 18 del actual o bien, si insiste con un acuerdo antes del ballottage, arrancarles a las fuerzas parlamentarias un aval acotado y sin demasiado compromiso.
"Nos conformaríamos con que los bloques avalen un acuerdo que diga, simplemente, que contribuirán a la gobernabilidad después del 25 de mayo. Sabemos que no podemos pretender más que eso, porque si especificamos el compromiso a tal o cual ley, ningún legislador querrá acompañarnos. Simplemente porque no tienen intención de "quedar pegados" de antemano", se resigna un importante senador del bloque oficialista.
Por lo tanto, si algún acuerdo se firma antes de las elecciones, estará muy lejos de parecerse al famoso Pacto de La Moncloa con que España cicatrizó sus heridas tras la guerra civil. "Sería tan sólo un gesto testimonial en el que los legisladores ratificarían lo que es obvio: que trabajarán desde sus bancas para preservar la democracia y la división de poderes", se sinceró un diputado del PJ.
¿Tendrá éxito el presidente Duhalde? La próxima semana, el diputado Camaño se arremangará nuevamente para iniciar, por enésima vez, otra ronda de reuniones con los distintos bloques en la Cámara baja.
Pichetto hará lo propio en el Senado. No sólo para intentar satisfacer el requerimiento del Presidente, sino porque ambos son conscientes de que el panorama legislativo que se avecina, sea Carlos Menem o Néstor Kirchner el futuro presidente, es complicado.
Esta complejidad no se debe sólo porque todos los bloques presentan una fragmentación política nunca vista antes. El verdadero problema es que las leyes por venir no se anticipan demasiado simpáticas, por lo que el oficialismo debería, al menos, recuperar su unidad perdida.
Posiciones
Oficialismo: con el presidente Duhalde a la cabeza, el Gobierno convocó a un acuerdo de gobernabilidad en el Congreso para facilitar la sanción de las futuras leyes. Aspira a que ese acuerdo sea firmado antes de la segunda vuelta electoral.
Menemismo: senadores y diputados que responden al candidato Carlos Menem rechazaron la propuesta de Duhalde porque consideran que se trata de un ardid electoral. De todas maneras, se expresaron en favor de contribuir a la gobernabilidad después del 25 de mayo.
Oposición: los bloques opositores se muestran en favor de trabajar en pos de la gobernabilidad, aunque no están dispuestos a librar "cheques en blanco" a ningún candidato.