Elecciones 2023: Daniel Scioli acelera su armado para una candidatura presidencial con viejos colaboradores

Un exfuncionario sciolista, desacostumbrado a madrugar desde que dejó su cargo bonaerense, dice con una mezcla de nostalgia y esperanza: “Por ahí en un tiempo empiezo a levantarme de nuevo a las seis y media, como lo hacía con Daniel”. En las últimas semanas, Daniel Scioli puso primera en el inicio del camino para volver a ser candidato presidencial y tener “su” revancha de la ajustada derrota ante Mauricio Macri, en 2015.

La aparición en el centro porteño de carteles con el sonriente rostro del embajador en Brasil y la consigna “Contá con nosotros”, firmada por la agrupación “La Juan Domingo”, fue solo una continuidad de su carta abierta del 21 del mes pasado, en el que lisa y llanamente se mostró como alternativa presidencial, bajo el eufemismo “Cuentan conmigo, como siempre”.

Hiperactivo como de costumbre, Scioli redobló las charlas con sus leales mientras sostiene sus vínculos con empresarios, sindicalistas y periodistas, con el objetivo de mostrarse como candidato, en principio bajo el ala del presidente Alberto Fernández (que no desiste de su propia candidatura) y a la vez con buenos vínculos con el kirchnerismo duro, que hoy por hoy oscila entre el “operativo clamor” por Cristina Kirchner y Sergio Massa, que niega querer postularse mientras lucha contra la inflación. “Es el Daniel de siempre, habla con el que tiene que hablar”, lo define un colaborador cercano, aunque en los últimos días Scioli evitó pronunciarse sobre los fundamentos de la condena a la expresidenta y tampoco participó del plenario kirchnerista del sábado pasado, cuando se pidió por una candidatura de la expresidenta. Hoy, se mostró junto con Fernando Gray, intendente de Esteban Echeverría y un crítico de Máximo Kirchner tras haber sido desplazado del PJ bonaerense.

Mientras Scioli suele bromear con que su “aparato político” es su teléfono, viejos compañeros de ruta como Alberto Pérez, volvieron a trajinar el celular del exgobernador bonaerense, al igual que Gonzalo Atanasof, Alberto de Fazio y Javier Milano, conocedores de los tiempos y ritmos del embajador. También lo llamó el diputado Alejandro “Topo” Rodríguez, antiguo lavagnista y exfuncionario sciolista. Otro exfuncionario, el cuatro veces intendente de Avellaneda, Baldomero “Cacho” Alvarez, comanda la agrupación Juan Domingo, que estuvo detrás de la pegatina de la semana pasada, cuidadoso del “equilibrio” que Scioli busca entre su determinación de ser candidato y la necesidad de respetar los tiempos del Presidente. La Juan Domingo, que también integran otros dirigentes peronistas del interior bonaerense como Osvaldo Goicoechea, Heriberto Deibe o Julio Pángaro, apoya a nivel bonaerense la postulación a la reelección de Axel Kicillof.

Camila Cabral, que trabaja con él en el día a día en Brasil, forma también parte del entramado sciolista, a veces algo caótico y bien flexible: su hija Lorena, por caso, participó de la confección de aquella carta abierta en la que el promotor del “deporte, la fe y el optimismo” repasa sus logros políticos, se asume como alguien que busca “conciliar, descomprimir y lograr acuerdos” y dice que se siente “con fuerza y energía para trabajar aún más por mi país, por el sueño de una Gran Argentina”.

Scioli dejó la semana pasada su impronta en dos temas del candelero mediático: la lucha contra el narcotráfico con eje en Santa Fe y el vínculo con Brasil. En ambos, se mostró “ejecutivo” y dispuesto a traer “soluciones”. Su frase “estoy a la derecha de la derecha” en la pelea contra los narcos, “siempre en el marco de la ley”, no mereció más que un tibio enojo de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, aunque desde el sciolismo aseguran que el Presidente “hizo lo que pide Daniel”, es decir, una mayor presencia de las fuerzas de seguridad en Rosario.

Con un tono inusualmente duro, lejos de sus fotos con Jair Bolsonaro, primero, y Luiz Inácio Lula da Silva, después, cerca de Scioli informaron de una reunión con funcionarios brasileños, en el que el embajador realizó un “fuerte planteo” frente al “desequilibrio de la balanza comercial bilateral que viene arrojando un déficit para la Argentina desde hace dos décadas”. Una postura distinta a la búsqueda del “diálogo y consenso” que Scioli convirtió en su marca registrada, y que en su momento despertó las críticas del ala dura del cristinismo.

El test de la lealtad

“¿Quién mostró más lealtad que yo al kirchnerismo?”, desafía Scioli a las distintas tribus del Frente de Todos, y de paso envía un tiro por elevación a Massa, que enfrentó a Cristina Kirchner en 2013 y 2015, para luego regresar al Frente de Todos en 2019.

La semana pasada, el Presidente aludió a Scioli como una “posibilidad” si él no fuera candidato. ¿ Esto le granjeará la frialdad de la vicepresidenta? “Para nada, pero está claro que si Daniel es el candidato de Alberto, Cristina jugará con otro candidato en las PASO”, especulan desde el sciolismo, desde donde ven a Eduardo “Wado” de Pedro o Jorge Milton Capitanich como eventuales rivales en una interna.

Mientras tanto, el exmotonauta sigue su camino, combinando su tarea diplomática con la rosca política. Luego de las fotos en la Fiesta de la Vendimia con opositores como Patricia Bullrich o el gobernador de Mendoza, Rodolfo Suárez, y oficialistas tan disímiles como la albertista Victoria Tolosa Paz y la cristinista Anabel Fernández Sagasti (“es el cardenal Samoré”, exageran a su lado), Scioli tiene previsto un próximo viaje a Tucumán invitado por Juan Manzur, gobernador, exjefe de gabinete nacional y también anotado para la carrera presidencial.

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