En una audiencia agitada, Caputo se despegó de una offshore y defendió la deuda
El ministro de Finanzas, Luis Caputo, afrontó ayer una virtual interpelación en el Senado, que terminó, cuatro horas después, en medio de un alboroto. A lo largo de su exposición ante la Comisión Bicameral de Seguimiento y Control de la Deuda, Caputo no se salió de su libreto: negó ser propietario de NoctuaPartners (una gerenciadora de fondos de inversión de Miami) y explicó que, por ese motivo, no la incluyó en su declaración jurada. Por otra parte, desdramatizó el crecimiento de la deuda de nuestro país, aunque admitió que este ritmo "no se podrá sostener en los próximos años".
Acicateado por la oposición, Caputo debió referirse en varias oportunidades a su vinculación con empresas offshore en paraísos fiscales. Según la SEC (la comisión nacional de valores de los Estados Unidos), Caputo figuró como dueño directo e indirecto de Noctua. El funcionario lo negó.
"No tengo nada que ver. Está todo bien declarado en la Oficina Anticorrupción y en la AFIP. Con respecto al reporte de la SEC, es un reporte de una tenencia nominal. Yo era un tenedor fiduciario, alguien de confianza de otra persona. No puedo declarar algo que no es mío", insistió, y reiteró que no hubo omisión en sus declaraciones juradas y que, en todo caso, hubo desconocimiento de él mismo y de su contador al completar las planillas. "Las offshore constituyen una práctica común en las corporaciones; piénselas como una caja de seguridad -comparó el ministro-. No son un delito; el delito es no tenerlas declaradas".
El kirchnerismo reaccionó indignado y le achacó al Gobierno, por medio de Caputo, que la mayoría de los ministros del gabinete tuvieran cuentas offshore. "Este debe ser el único país del mundo que naturaliza estas guaridas o cuevas fiscales. Les parecen que están bien -cuestionó el jefe de bloque de diputados del FPV, Agustín Rossi-. El problema que tenemos hoy es que los ricos nos gobiernan". Rossi puso en duda la palabra del ministro. "La SEC no dijo que usted fuera un fiduciario, un prestanombres, sino dueño de Noctua", aguijoneó. El ministro se mantuvo en calma y procuró no responder a las provocaciones. El libreto así parecía estipularlo. En un momento, sacó un as de la manga; fue cuando, con documentos en la mano, confirmó que en octubre de 2015, antes de asumir como funcionario de Mauricio Macri, vendió todos sus contratos a futuro. Buscó así rebatir las acusaciones de la oposición sobre supuestas ganancias millonarias en operaciones de dólar a futuro en las postrimerías del gobierno de Cristina Kirchner. "Yo pude haber ganado esa plata que ustedes dicen, pero elegí no beneficiarme. No me parecía correcto", sostuvo.
También negó que hubiera beneficiado a Axis, un fondo de inversión que era de su propiedad, que actuó como intermediario en la compra de Lebacs por parte del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses. "Esa denuncia fue desestimada por la Justicia hace cuatro meses -retrucó el ministro, quien, dirigiéndose a la oposición, la amonestó: -Ustedes siguen difamando sobre algo que la Justicia desestimó".
Previamente, Caputo rebatió las críticas del exministro de Economía y actual diputado kirchnerista Axel Kicillof, quien lo había acusado de endeudar el país en 200.000 millones de dólares.
El ministro enfatizó que la relación entre la deuda y el PBI es uno de los más bajos de la región, a razón del 30%. Sin embargo, ante las preguntas del diputado Marco Lavagna, debió detallar que el endeudamiento hoy alcanza los 320.000 millones de dólares y que aumentará, en los próximos dos años, a razón de 20.000 millones anuales. "Uno escucha comúnmente la preocupación y es razonable. El tema del financiamiento terminó mal muchísimas veces. Pero esta vez va a ser distinto", sostuvo y consideró que "la gente tiene que preocuparse" si el Gobierno no cumple "las metas de déficit". "El financiamiento es el reflejo del déficit", agregó.
Hacia el mediodía, el clima, tenso desde el principio, se enrareció definitivamente. De repente, la diputada kirchnerista Gabriela Cerruti se puso de pie y acusó al ministro de pretender intimidarla con un papel (ver aparte). Los gritos y los abucheos colmaron el recinto; ante el tumulto, el presidente de la comisión, el otrora kirchnerista José Mayans (hoy peronista federal) levantó la sesión.
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