Enojado con Alberto Fernández, Axel Kicillof se refugia en Cristina Kirchner

LA PLATA.-. Como en una partida de ajedrez el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, movió sus fichas en el tablero para mudar su posición de apoyo institucional que había sostenido frente a la carta de intención de un acuerdo del FMI: con un gesto fuerte y público Kicillof tomó distancia del Presidente de la Nación.

Los gestos de Kicillof se leen en el silencio y el vacío: dejó plantado al Presidente Alberto Fernández, cuando esté visitó su capital, para ir a alinearse a solas junto a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

En ese cónclave Kicillof expresó a puertas cerradas el enojo que sólo barrunta ante los íntimos: un glosario de críticas que desgrana sólo en privado sobre la negociación con el FMI.

La primera: el presidente no negoció un acuerdo excepcional acorde al préstamo excepcional que tomó el gobierno de Mauricio Macri.

La segunda: en el anuncio del 28 de enero no transfirió a su antecesor el costo político que deberá pagar el país.

La tercera: Alberto no incluyó a otros ministros y mucho menos a gobernadores en la negociación. Delegó todo el poder en Martín Guzmán. Y no hay pruebas para el universo kirchnerista de haber intentado una negociación para comenzar a pagar más allá del 2023. Y a más largo plazo.

El cuarto: el aumento de tarifas derivado de un esquema más agresivo de reducción de subsidios energéticos, Más los límites a las políticas sociales de emergencia que conllevará ese acuerdo.

Ausencia

El Gobernador -que enero había apoyado el acuerdo para “evitar una catástrofe”-, eligió la última semana alinearse con la vicepresidenta en sus oficinas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el mismo horario en que el Presidente presidía un acto a cinco cuadras de la Casa de Gobierno de La Plata, donde reside hace dos años Kicillof.

No fue casual. Kicillof estuvo ausente en el acto donde Fernández apoyó a una facción juvenil peronista que no tiene espacio en federación universitaria liderada por La Cámpora, que preside Máximo Kirchner.

Antes de ir a la Ciudad de Buenos Aires, Kicillof recibió, en privado, a Alberto Fernández. Y tras ese encuentro fugaz dejó solo al Presidente en su capital de residencia para ir raudo a ver a Fernández de Kirchner.

En la tarde del miércoles, cuando el gobernador se balanceó entre los dos referentes máximos del Frente de Todos, publicó en redes un mensaje donde expresó que recibió “apoyo del Presidente para la transformación de la provincia”. Un apoyo unidireccional desde Nación a la Provincia. Kicillof no reiteró el apoyo inicial al acuerdo con el FMI -que tiene acorralado al Jefe de Estado en el Congreso de la Nación-.

En cambio, Kicillof se llamó a silencio sobre la votación en el Congreso. Un silencio igual de potente al que mantiene Cristina, en horas dramáticas para el Presidente.

El universo kircherista que lee esos movimientos comenzó a expresar reparos públicos sobre el acuerdo en lugar de los apoyos pronunciados durante el mes de enero cuando el acuerdo fue aprobado no sólo por Kicillof. También por su vice Verónica Magario.

Pero este apoyo inicial cambió. Ahora asoman alertas rojas. Y el kircherismo alineado con Cristina comienza a hablar de preocupación.

La primera en manifestar una crítica pública en este universo fue hoy la senadora Teresa García. La legisladora es una histórica aliada de Cristina Fernández de Kirchner y actualmente presidente del bloque del Frente de Todos, con acuerdo de Axel Kicillof.

En las últimas horas, antes de visitar a la vicepresidenta, Kicillof se reunió con los legisladores bonaerenses para marcar su propia agenda. Tras esa seguidilla de encuentros García opinó hoy sobre el acuerdo del gobierno nacional con el FMI: “Empiezan a aparecer renglones que nos ponen preocupación, como ajustes en la obra pública y aumento de tarifas”, dijo a titulo personal.

El miércoles próximo será el turno de expedirse en público de Axel Kicillof ante la Asamblea Legislativa.