La Casa Rosada, lista para la transición
Los preparativos para el traspaso de mando comenzaron hace un mes; como aún no tiene sucesor, Duhalde es el que decide
lanacionarEn el Salón Blanco ya subieron dos metros una de las arañas principales y agrandaron el estrado. Se hicieron algunos retoques en las paredes, se mandaron a limpiar las alfombras y se alquilaron las sillas para los invitados. Ese es el lugar más preciado, aquel al que a cualquier político le gustaría llegar. Está casi listo. En dos semanas jurará en ese pequeño y señorial salón el nuevo presidente.
Hace un mes que comenzaron los preparativos en la Casa Rosada para el traspaso del mando. En los despachos de los principales hombres del Gobierno ya se respira la sensación de la despedida. Las reacciones de los funcionarios van desde la depresión y el cansancio hasta las ganas de irse ya del poder y de que se haga cargo otro.
Por estos días, empleados de la Casa Rosada acondicionan todos los salones. Se siente la ansiedad, sobre todo porque habrá sólo una semana entre la elección y la asunción, por primera vez en la historia, salvo las agitadas jornadas desde la caída de Fernando de la Rúa, en que juraron cinco presidentes en menos de veinte días.
El presidente saliente, como ya le empiezan a decir a Eduardo Duhalde, es quien define hoy los detalles más relevantes de la ceremonia en la que entregará los atributos del mando (el bastón y la banda presidencial) a su sucesor. Duhalde espera poder dejarlo en manos de su candidato, Néstor Kirchner. Ninguno de los hombres que gozan de su confianza imaginan que Carlos Menem pueda conseguir por tercera vez ser presidente, y menos que Duhalde le ponga la banda presidencial.
LA NACION reconstruyó los detalles de los preparativos para el traspaso del mando con dos fuentes de confianza del Presidente, el director de Comunicación de la Casa de Gobierno, Julio López, y el director de Ceremonial, Sergio Grillo; ambos hace más de veinte años que trabajan en la Casa Rosada y son los que mejor conocen lo que hay detrás de las fotos oficiales.
El traspaso del mando no dura más de diez minutos, pero concentra uno de los momentos más importantes de la historia política del país, y detrás de esos minutos existe una organización en la que trabajan los hombres del Presidente, Ceremonial, la Casa Militar y los encargados de seguridad.
Duhalde es quien hoy toma las decisiones porque debe esperar el resultado de las urnas, aunque está seguro de que ganará Kirchner.
A diferencia de todas las ceremonias de traspaso del mando surgido de un proceso electoral, ésta es la primera en la que hay tan poco tiempo (una semana) entre el día de la elección y la asunción del nuevo presidente. Pero hay otra particularidad: coincide con una fecha patria, el 25 de mayo.
La ceremonia está prevista para las 17, y tres horas antes se reunirá la Asamblea Legislativa, donde se tomará juramento al nuevo presidente. Todavía no está definido si el sucesor de Duhalde querrá que sus ministros juren el mismo día porque a las 20 se hará una comida en la residencia de Olivos en honor de las visitas extranjeras. El único que seguro tiene que jurar es el jefe de Gabinete porque si el nuevo presidente quiere firmar algún decreto necesita de su rúbrica.
Los actos de transmisión del mando son responsabilidad del gobierno que se va, y esta vez, como no hay tiempo, los familiares, amigos, futuros miembros del gobierno e invitados especiales del sucesor de Duhalde sabrán dos o tres días antes dónde les tocará presenciar el acto. Se respira ansiedad, pese a que la pelea electoral parece definida. Hasta el fotógrafo de la Presidencia, Víctor Bugge, que hace más de 20 años que retrata a todos los presidentes, está inquieto por saber quién será su nuevo "modelo".
La pelea central en el Salón Blanco es por el lugar. Nadie se quiere perder estar en los diez minutos de gloria del nuevo presidente. Sí está definido que en el estrado donde jura el presidente, que se agrandó de pared a pared, se ubicarán los jefes de Estado de otros países y los gobernadores.
Cupo limitado
El Salón Blanco no es muy grande y ya se fijó que sólo 270 personas entrarán en el lugar, además de los 80 lugares reservados para la prensa. La Cancillería está a cargo de las invitaciones a las delegaciones extranjeras, de las que sólo los presidentes podrán estar en las ubicaciones VIP, junto con los gobernadores y los presidentes de los cuerpos legislativos.
Después de la jura suele darse una pelea también por el espacio, pero en este caso ya no hay organización que valga. El nuevo presidente se dirige a su despacho y detrás de él intentan todos llegar a ese lugar codiciado y participar de los primeros minutos del nuevo presidente en el poder.
Duhalde dejará de jugar de local en ese minuto y su sucesor impondrá a partir de ahí su perfil. Es casi imposible controlar quién traspasa las puertas del Salón Blanco hacia el área presidencial porque nadie conoce a los hombres de confianza del nuevo presidente. Salvo que sea Menem, que estuvo diez años y medio en el poder.
Algunos allegados del Presidente aseguran que Kirchner, a quien dan por ganador el domingo, deberá sentarse en "la silla eléctrica": "Ya nadie lo llama el sillón de Rivadavia; ahí te sentás y tenés que empezar a resolver problemas", dijo un ministro con acceso irrestricto al despacho presidencial. "Apenas Duhalde le ponga la banda y le entregue el bastón, se acabó todo y el presidente es Kirchner; sobre sus espaldas recaerá toda la responsabilidad", agregó la fuente.
El histórico balcón de la Casa Rosada, que da a la Plaza de Mayo, también fue acondicionado, aunque son pocos los que creen que esta vez habrá un discurso con una plaza llena. "A no ser que Duhalde movilice gente, no creo que haya manifestación alguna", dijo una fuente de la Casa Rosada.
Tampoco está previsto si habrá una movilización para acompañar al nuevo presidente desde el Congreso hasta la Casa Rosada. Sí habrá pantallas gigantes para que se pueda ver el ingreso del nuevo presidente y de las delegaciones extranjeras por la explanada de la Casa Rosada, donde estará la tradicional alfombra roja. Por ese mismo lugar Duhalde se irá como ex presidente después de casi 17 meses en el poder. Volverá a su casa de Lomas de Zamora, preparará su viaje de un mes para descansar y volverá para hacer lo único que hizo toda su vida, política.