Lecciones de un julio negro

La hoja ya voló del calendario. Para unos, convertida en un bollo de papel hundido en el fondo de la bolsa de basura. Para otros, el recuerdo más sencillo y elocuente de un mes inolvidable. Julio ya es pasado. No así sus secuelas. Menos aun los interrogantes que deja en pie.

Repasar esas preguntas sirve para procesar las últimas cinco semanas (intensas por demás) y proyectarlas como bisagra de un año electoral al que todavía le resta toda una mitad.

La primera se impone casi a los gritos. ¿Qué hará Mauricio Macri con el enorme capital político que ratificó anoche? Anoche, ya sentado sobre los votos, el jefe de Pro volvió a dejar claro que manejará los tiempos a su antojo. Decidirá sus apoyos recién después de las internas abiertas del 14.

Aun después de esa parada clave, para la que faltan sólo dos semanas, habrá que ver cómo materializa ese respaldo. Tendrá que optar, en primera instancia, entre la cercanía que tiene con Eduardo Duhalde y la mejor performance que las encuestas le auguran a Ricardo Alfonsín, tanto en las primarias como en octubre.

Elegido el destinatario, ¿será el de Macri un apoyo explícito? ¿Se manejará bajo cuerda? ¿Será en bloque o se manejará por distrito? ¿Podría "repartirse" entre el peronismo y la UCR? ¿Cómo podría repercutir en el electorado?

También la seguidilla de derrotas estrepitosas que el kirchnerismo vivió en los últimos 30 días genera interrogantes. Se impone la pregunta por el efecto real de los duros traspiés en dos de los distritos más grandes del país en las primarias y, luego, en octubre.

La Casa Rosada ya ensayó respuestas: entre quienes ayer votaron a Macri hay muchos que quieren la reelección de Cristina Kirchner. En Santa Fe es más importante la victoria legislativa, que la aplastante caída de Agustín Rossi. Córdoba elegirá gobernador el próximo domingo. El Gobierno no tiene candidato y los intentos desesperados por acercarse a Juan Manuel de la Sota parecen destinados a fracasar.

En el resto de las provincias que ya eligieron gobernador, todas fueron victorias para el Gobierno, aun en Salta, donde el Gobierno le puso un candidato en contra al reelecto Juan Manuel Urtubey, o en La Rioja, donde ganó Luis Beder Herrera, el máximo exponente del "kirchnerismo menemista".

Y suma un elemento del pasado reciente: en 2007, el kirchnerismo perdió en la ciudad, en Santa Fe y en Córdoba y, aún así, Cristina Kirchner arrasó en primera vuelta con el 46 por ciento de los votos.

En dos semanas más, los números volverán a dar una respuesta (una primera, al menos). El 14 a la noche se verá si la aritmética se repite o si detrás de las caídas del julio negro que ayer terminó hay, como plantea la oposición, una señal de "agotamiento" del kirchnerismo.

También la oposición lidia desde ayer con sus preguntas. ¿Podrá capitalizar a su favor los golpes que la Casa Rosada recibió en los últimos 30 días? ¿O verá (como ocurrió tantas otras veces) escurrirse el impacto de una buena racha no aprovechada?

Julio terminó. Las preguntas que deja a su paso laten, molestan. Sólo el tiempo les dará respuesta.

En Twitter: @lbullrich