El presidente Alberto Fernández tiene un sueño: seguir viviendo en la opulenta ciudad de Buenos Aires,sin sentir vergüenza ni culpa.
[R]#ALERTA | @alferdez: "Buenos Aires es una ciudad que nos llena de culpa de verla tan opulenta, tan bella, tan desigual e injusta con el resto del país. Solo fuimos capaces de construir desigualdad e individualismo" pic.twitter.com/fUSGzKTlG9&— Dataclave (@Dataclave) August 28, 2020
Alberto Fernández, que sentía vergüenza y culpa de vivir en la opulenta Ciudad de Buenos Aires, al visitar la provincia de Entre Ríos, donde fue recibido por el gobernador Gustavo Bordet.
No vamos a responder, como hacen muchos en Twitter. No vamos a sumarnos a coro de la grieta y el resentimiento.
Sí nos atrevemos a acercarle, al Presidente, una humilde receta para dejar de sentir culpa y vergüenza de vivir en la ciudad, mientras en el conurbano profundo siguen chapoteando en el barro.
Señor Presidente:
Haga una mínima autocrítica, como jefe de gabinete que fue - primero de Néstor Kirchner y después de Cristina Kirchner- por ser parte del peronismo que ayudó a fabricar más y más pobreza, más clientelismo y más votos, pero no un mejor país.
Después, llame a la vicepresidenta, invítela a tomar un café y, en vez de escucharla durante horas y decirle a todo que sí, recuérdele que ella gobernó durante dos períodos, y que ahora mismo es parte del cuarto gobierno kirchnerista.
Y de paso, señor Presidente, recuérdese y recuérdele también a ella que a la paupérrima provincia de Buenos Aires, incluidos los distritos más pobres, sin luces y sin helechos, como La Matanza, Moreno, Merlo, solo por citar a tres, los viene administrando desde hace años el peronismo. El peronismo del que usted y ella fueron parte responsable.
Un día, creo que la última o la anteúltima vez que lo vi, le pregunté si se había psicoanalizado alguna vez. Me respondió que no. Me sorprendí porque muchos porteños de su generación, aunque sea un ratito, experimentaron y se beneficiaron con el ejercicio del psicoanálisis.
Pero no importa: lo que quiero decir es que, si de verdad siente vergüenza y culpa y está siendo sincero y no hipócrita con esa confesión, la mejor manera de sacarse ambos sentimientos negativos de encima es hacerse cargo de lo que te toca.
De la responsabilidad que tuvo y que sigue teniendo. ¿O es que supone que usted, como dirigente histórico del peronismo, no tiene ninguna responsabilidad?
Ah. Y ya que estamos, no se olvide de hablar con el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, porque fue, durante dos años, el ministro de Economía de una presidenta que no solo no le aumentó la coparticipación a la provincia, porque la gobernaba Daniel Scioli. Además, en algunas circunstancias, ni siquiera le adelantó el pago de los salarios de la paritaria docente. ¿Sabe por qué, Presidente? Porque esa era la manera de humillar y someter a un candidato que nunca el kirchnerismo se terminó de bancar.
Pero resulta que usted asumió hace nueve meses y entonces todos deberíamos olvidar lo que pasó antes de eso. Y solo deberíamos tener presente los últimos cuatro años Mauricio Macri y María Eugenia Vidal.
Pero ocurre que durante esos últimos cuatro años, y durante los cuatro años anteriores, y durante otros cuatro años para atrás, la ciudad de Buenos Aires, la opulenta, fue gobernada por Macri, en dos oportunidades, y por Horacio Rodríguez Larreta, de 2015 a 2019.
¿No será que durante ese período la ciudad de Buenos Aires se volvió más opulenta porque fue, ya no digamos administrada a la perfección, sino un poco mejor administrada que cuando la gestionaba, por ejemplo, Aníbal Ibarra?
Hoy también habló, señor Presidente, de los argentinos y los medios. Nos dijo a todos los argentinos que tenemos que acostumbrarnos a ahorrar en pesos.
Bueno: ¿cómo oponerse a semejante sueño? Si los argentinos pudiéramos empezar a ahorrar en pesos, eso significaría que empezaríamos a tener una economía fuerte, y en crecimiento.
Pero, ya que estamos hablando de vergüenza, de culpa, de la mentira y de la verdad, ¿por qué no le pregunta a sus ministros y a sus amigos por qué razón siguen teniendo parte o el total de sus ahorros dolarizados?
Si lleva la pregunta hasta las últimas consecuencias, seguro que le van a decir: "Porque el peso no vale nada".
Porque comprar dólares es la única manera de no desvalorizar su salario, su patrimonio, su riqueza acumulada o como quiera llamarla.
También hoy, Alberto Fernández apeló a un nuevo clásico para repartir culpas. Los periodistas y los medios. Bien. Algunos periodistas y algunos medios, como nosotros, les estamos tratando de decir a los ahorristas que no vayan corriendo a querer sacar los dólares.
Que los bancos están líquidos. Que no hay razones objetivas para que se disponga un nuevo corralito. Espero que no considere este llamado a la responsabilidad como una recomendación destituyente.
También estamos llamando la atención sobre la constante caída de su imagen positiva, el aumento de su imagen negativa, su mimetización con Cristina Kirchner y la improvisación, que parece dominar a su equipo cuando hablamos de política económica.
Hoy se conoció el índice de desocupación. Superó el 13%. No tengo necesidad de recordarle que es el porcentaje de desocupación más alto desde que empezó. Hay quienes sostienen, dentro y fuera del Gobierno, que mientras dure la pandemia el oficialismo va a poder dividir las culpas y las responsabilidades de lo que está pasando con la economía entre la pandemia y el gobierno anterior.
Me permito empezar a dudarlo. En las últimas encuestas, en especial, en una de Synospsis, ya apareció un 16 por ciento de los votantes del Frente de todos que se reconocen como desencantados. No estarían desencantados por una sola razón.
Dicen, quienes responden, que esperaban que Alberto cumpliera con su promesa de llenar la heladera, la misma heladera que Macri se había encargado de vaciar.
Dicen, quienes responden, que esperaban que Alberto pudiera contener el espíritu de venganza, resentimiento y búsqueda de impunidad de Cristina.
Dicen, quienes se manifiestan desencantados, que suponían que el peronismo podía manejar con cierta eficiencia la pandemia, la economía y los problemas estructurales del país.
Y todavía no pasó ni un año de gestión, y seguimos en cuarentena contando nuevos contagios, registrando a los muertos con demasiado atraso. Por eso, con todo respeto, yo le sugeriría que deje de elegir al nuevo enemigo a quien culpar y le ponga fin a la estrategia del vamos viendo. No parece estar dando ningún resultado.
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