
Mayra Mendoza y Alberto Beraldi afirmaron que Cristina Kirchner no podrá salir al balcón a saludar a la militancia
La tensión se trasladó desde Comodoro Py a Constitución, luego de que el tribunal le concediera este martes la prisión domiciliaria
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La expectativa dominó el clima durante toda la tarde del martes frente al departamento de Cristina Kirchner en el barrio porteño de Constitución, en medio de señales de apoyo de la militancia, que reclamaba un saludo de la titular del PJ, y la espera por el dispositivo electrónico que deberá utilizar la expresidenta, como estableció el Tribunal Oral Federal N°2 en la resolución con la que le concedió la prisión domiciliaria.
Sin embargo, al caer la noche, desde el entorno de Cristina Kirchner advirtieron que la expresidenta no saldría al balcón, como lo hizo a diario desde que la Corte Suprema confirmó su condena en la causa Vialidad, el martes pasado.
“Tiene que ver con una determinación de la justicia: Cristina no va a poder salir al balcón a saludar, lo que venía haciendo para tener un mínimo contacto con la gente que vino”, explicó la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, frente a la puerta del edificio de San José 1111. Lo propio hizo luego el abogado de Cristina Kirchner, Alberto Beraldi, en una conferencia de prensa improvisada en el lugar.
En paralelo, desde el Ministerio de Seguridad informaron que el juzgado no los notificó aún de la prisión domiciliaria. Cuando reciban esa comunicación, encargarán una evaluación psicosocial y otra técnica, que será enviada al TOF2. Si los informes reciben el visto bueno, sólo entonces se le colocará la tobillera electrónica a la expresidenta.
Este martes, el tribunal integrado por Jorge Gorini, Andrés Basso y Rodrigo Giménez Uriburu le comunicó a las dos veces presidenta que, por el ataque que padeció en 2022, autorizaba su prisión domiciliaria con el uso de un dispositivo electrónico −se presume, una tobillera−. De esta manera, Cristina Kirchner quedó relevada de presentarse este miércoles en Comodoro Py y fue formalmente detenida.

Por eso, la atención se trasladó desde los tribunales federales de Retiro, adonde el peronismo impulsaba para este miércoles una gran movilización (finalmente la dirigirá hacia la Plaza de Mayo), a la puerta del departamento de Constitución, protegida durante la tarde por distintos efectivos afectados a la custodia de Cristina Kirchner y, de a momentos, por el propio Diego Carbone, que la dirige.
A ese domicilio la Justicia le llevará eventualmente el dispositivo electrónico que Cristina Kirchner deberá usar en todo momento dentro de su departamento, del que solo podrá salir en casos de “fuerza mayor” y con autorización, según lo dispuesto por los jueces que la condenaron a seis años de prisión e inhabilitación perpetua por fraude al Estado en la causa Vialidad.
La puerta del edificio, enmarcada por dos metros de afiches caseros, escritos a mano, y con mensajes y consignas de apoyo, concita también la atención de una hilera de cámaras y periodistas que de a ratos reciben alguna ráfaga de insultos por parte de algunos manifestantes.
Durante toda la tarde se mantuvo la expectativa para que la expresidenta aparezca por el balcón ochavado de su piso a saludar, algo que, pasadas las 19, Mendoza y Beraldi afirmaron que no iba a ocurrir.
“Ella dice que se prendió una luz”, le decía una manifestante a otra, aludiendo a su hija, una chica de unos pocos años que miraba el balcón y sonreía.
“Borombombóm, Borombombóm, dale Cristina, salí al balcón”, fue uno de los cánticos que se repetía sobre San José 1111. “El pueblo con Cristina”, fue otra consigna que encendió palmas y tambores. En ese contexto, no faltaron pronunciamientos contra el presidente Javier Milei y el líder de Pro, Mauricio Macri.
Al salir del departamento, el abogado Beraldi señaló ante los medios que le pedirá precisiones al tribunal respecto a las salidas de la expresidenta al balcón. En su resolución, los jueces se limitaron a decir que la expresidenta deberá “abstenerse de adoptar comportamientos que puedan perturbar la tranquilidad del vecindario”. La incertidumbre reinaba también entre los simpatizantes, que exhibían dudas sobre qué podía hacer la expresidenta y qué no.
Aunque al caer la noche llegaban más militantes, durante la tarde solo el centro de la cruz que se dibuja en la intersección de las calles San José y Humberto Primo permaneció poblado. Para uno y otro lado, la muchedumbre perdía densidad y se podía circular libremente, entre gazebos, puestos de comida y otros stands improvisados que venden un amplio merchandising cristinista, como remeras, pañuelos y gorritos con la cara de la expresidenta.
