
Menem recuperó la imagen entre los empresarios al asistir a IDEA
El Presidente se asumió como garante del modelo y despejó dudas sobre la regulación
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Los aplausos tibios con los cuales los 400 empresarios recibieron a Carlos Menem en la comida del hotel Sheraton, anteanoche, eran noticia vieja cuando terminó el discurso presidencial de 40 minutos. Algo cambió durante ese lapso. El Menem hostil, que amenazó con desairar al establishment, dio paso al político seductor, que enamora a los principales líderes empresariales desde 1989.
Y éstos, hechizados, terminaron aplaudiendo sus ocurrencias.
Como procuraban sus anfitriones, en sus palabras de clausura del 34º coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), Menem refirmó su condición de presidente, que gobernará todavía catorce meses más como líder y defensor a rajatabla del modelo económico. Si el Presidente no bailó tangos con empresarios en la velada sólo fue porque no hubo música. Con o sin intención, Menem logró ciertamente llevar al límite las expectativas acerca de su cambiante actitud: su anuncio original de que no concurriría a IDEA, rectificado a último momento, le sirvió al Presidente como revancha contra los directivos de este foro.
El año último, durante el coloquio que se realizó en San Carlos de Bariloche, el titular del Instituto Jorge Romero Vagni (Comercial del Plata) osó bailar el tango con la candidata presidencial frepasista de la Alianza Graciela Fernández Meijide, cuya sola mención irrita al Presidente.
En amable conversación, Menem, su ministro de Economía, Roque Fernández, y el secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, recompusieron la antigua cordialidad; Romero Vagni, Pablo De Estrada (de Alpargatas y titular del coloquio), Carlos Leone (Acindar) y Jorge Vives (Massalin) recuperaron algo del encanto que les producía antaño la magia menemista. A falta de baile, algunos de ellos terminaron fumando el habano de la paz.
"Es un caso único. Menem dio vuelta la tortilla como ningún político", reconoció un hombre de negocios ante una consulta de La Nación .
Cuando la ausencia del Presidente parecía inexorable, y el desagrado de aquellos directivos de IDEA se tornaba en resignación, una voz experimentada y aplomada del empresariado periodístico los calmó: "Déjenlo. No lo llamen. Va a venir solo. No se la puede perder. Van a ver...", pronosticó el analista, sabiamente.
El Presidente vino aquí a decir que "se va a mantener el rumbo de la economía". Que no habrá debacle en la Argentina aunque haya devaluación monetaria en Brasil. Que sigue apoyando la reelección presidencial de Fernando Henrique Cardoso. Que no habrá superente regulador (desautorizó al jefe de los diputados del PJ, Humberto Roggero). Que avanzará en la vieja propuesta de Roberto Dromi de regionalizar el país (Buenos Aires, Patagonia, Nuevo Cuyo, Noroeste, Litoral y Centro). E instó a erradicar los mensajes de hecatombe.
Pero también Menem vino a despedirse de los empresarios, así como en agosto último comenzó su despedida del agro, al inaugurar la muestra anual de agricultura y ganadería en la Sociedad Rural. "Sobre el filo de la finalización de mi mandato voy a estar aquí nuevamente compartiendo la mesa, el vino, el pan y el techo, como buen argentino", deslizó con un quiebre emotivo y la vista en 1999.
Con fe, con "Palito"
La reconciliación entre el Presidente y los empresarios resultó víable merced a que Menem abandonó su proyecto de segunda reelección consecutiva. Al no comprometer las reglas de juego su imagen crece. Políticamente, Menem dejó otra señal inequívoca de que el candidato a presidente que respaldará en 1999 es Ramón "Palito" Ortega (PJ). Cuando aventuró que el PBI crecerá más que el 5% en 1998, hizo un silencio y pronunció: "Yo tengo fe". Todos lo entendieron: es el estribillo de la canción más popular de Ortega.
"¡No van a decir después que estoy haciendo proselitismo!", mintió y rió, a sabiendas de su picardía.
Es que Antonio Riccillo, subsecretario de la Presidencia, soldado de Kohan y encargado de políticas de municipalización (reparto de fondos), reúne todos los jueves a cuarenta intendentes en la Casa Rosada. "Antes de comenzar, les digo que estamos aquí porque elPresidente pide que apoyen a Palito en su campaña", advierte el funcionario, desde hace dos meses en cada encuentro.
Ortega no tuvo feliz paso por IDEA. Los empresarios ovacionaron a Domingo Cavallo y mejoraron su percepción de Fernández Meijide. Creen que entre Fernando de la Rúa (UCR) y Eduardo Duhalde (PJ), que no los asustan, está el futuro presidente: Mar del Plata sirvió para comprobar la reacción que produce cada candidato en el establishment. Que no designa al Presidente; aunque algunos puedan creerlo, todavía.


