Miguel Pichetto: “Si el presidente Milei designa a Sturzenegger en el gabinete es un mensaje al ministro Caputo”
El jefe del bloque de diputados de Hacemos Coalición Federal celebró la designación de Guillermo Francos como jefe de Gabinete por su vocación política y de diálogo; anticipa que no se votarán a libro cerrado las reformas que incluya el Senado a la Ley Bases y el paquete fiscal
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Miguel Pichetto, jefe de bloque de Hacemos Coalición Federal, pertenece al abanico de diputados enrolados en la “oposición dialoguista” aunque él, por trayectoria y convicción política, se inclina más hacia el costado “dialoguista” que al rol de opositor duro al Gobierno. Es así que celebra la llegada de Guillermo Francos a la jefatura de Gabinete, es partidario de facilitar la sanción de la Ley Bases y del paquete fiscal aunque, sin descuidar su papel opositor, advierte también sobre algunos déficits de la gestión de Javier Milei y enciende una luz amarilla con el posible ingreso del economista Federico Sturzenegger al gabinete.
“Indudablemente es un hombre de confianza del presidente, en orden a la visión económica que tiene, aunque es rígido y carente de capacidad de negociación y de diálogo –sostiene Pichetto en una entrevista con LA NACION-. Hay que ver qué función ocupa Sturzenegger. Si es para ayudar en el proceso de desregulación económica y en las privatizaciones que el Congreso determine en la ley Bases o en futuras leyes, no sería tan preocupante. Me parece que su presencia en el Gabinete encierra también un mensaje al actual ministro de Economía”.
-¿A qué se refiere?
-Bueno, porque no deja de ser un hombre que siempre ha tenido, digamos, una mirada más controversial en términos de su experiencia pasada con [Luis] Caputo. No quiero hacer futurismo ni tampoco analizar conductas. Siempre me limito a analizar la historia. Me parece importante la historia. Bueno, si es designado en el gabinete es porque, sin dudas, Sturzenegger es un hombre de su confianza y su palabra, para el presidente, tiene un valor. Lo que no deja de ser un dato revelador.
-¿Cómo evalúa la llegada de Francos a la jefatura de Gabinete?
-A mí me parece una decisión acertada el reemplazo (de Nicolás Posse por Francos). Francos es un hombre que tiene un fuerte compromiso con la política, con el acuerdo. Con la política bien entendida. Es un aporte muy interesante para suplir lo que le falta al gobierno, que es darle un sentido político a las decisiones y una comunicación con la oposición que no esté basada en la agresión, en la ofensa.
-Justamente, Francos dijo que el presidente Milei lo eligió porque “con la política argentina se le hace complicado, no la entiende”. ¿No le llamó la atención esta frase?
-No quiero ser comentarista de palabras de otros, pero a mí me parece que la designación tiene que ver con un significante, el diálogo, el acuerdo, que el Gobierno no tenía. En realidad, Francos ya venía cumpliendo esta tarea (como ministro del Interior) al negociar con la Cámara de Diputados la Ley Bases y el paquete fiscal. Permitió que se modificara, que se acotara y que saliera aprobada con un porcentaje importante.
-Pero vuelvo al hecho de que Milei, a priori, parece abjurar de la política. ¿Eso es sostenible en un presidente?
-Bueno, es sostenible en la medida en que haya una comprensión y una adaptación a la realidad. Hay que reconocer que, en esta última etapa, Milei ha dejado que el ala dialoguista del Gobierno negociara con las dos cámaras para que avancen los acuerdos. Me parece que hay una cuota de razonabilidad.
-¿Qué actitud va a tener la Cámara de Diputados con la Ley Bases y el paquete fiscal cuando vuelvan con las modificaciones incorporadas por el Senado? ¿Habrá una aprobación exprés de los proyectos?
-No, nosotros tenemos el derecho a analizar las reformas que haga el Senado, hacerlo con eficacia y con cierta rapidez. No vamos a volver a discutir todo el articulado de nuevo, solo los cambios que se incorporen, pero nada de libro cerrado. Si las reformas son para mejorar la ley, bueno, las aceptaremos. La verdad es que muchos temas que ahora está viendo el Senado ya los vimos nosotros y algunos las dejamos pasar. Acá hay que ver la película entera, nosotros hicimos un recorte muy importante (respecto de los proyectos originales), sacamos las retenciones al campo, eliminamos los capítulos que modificaban los códigos tanto civil como penal, el referido a la reforma política… Algunos periodistas dicen que se va a aprobar una ley deshilachada [se enoja]. No reconocen que incorporamos en la Ley de Bases un capítulo sobre reforma laboral. Lo que pasa es que el periodismo argentino no analiza bien los eventos, todo es tan fugaz en este mundo líquido, con algunos periodistas que hablan siempre bien del Gobierno y publican encuestas todos los días. Vaya a saber de dónde las sacan.
-¿Qué reformas podrían aceptar? Por ejemplo, los senadores incorporarían más salvaguardas para la industria local en el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones, el RIGI.
-Sí, todo eso puede ser, también estoy de acuerdo con que habría que hacer una ley para las pyme con beneficios fiscales. Pero tengo una visión contraria a la que plantean la Unión Industrial Argentina y la CGT sobre el RIGI. Este régimen apunta a tres sectores centrales de la Argentina: uno es el gas. Esta semana tuvimos una crisis de abastecimiento por no haber terminado una planta gasificadora y tuvimos que ir a comprarle urgente en compra directa a Brasil barcos gasificadores para cubrir la demanda eléctrica. El otro es el petróleo: la Argentina tiene que lograr el autoabastecimiento. Y el tercero es el minero. Para estos tres sectores sirven las grandes inversiones del RIGI. El Gobierno no lo explicitó correctamente. Entonces aparece el doctor (Daniel) Funes de Rioja, del estudio Bruchou y Funes de Rioja, para cuestionar el RIGI. El mismo que puso al titular de la Aduana. Dijo que el régimen afecta a las pyme. Lo mismo dijo la CGT. Y yo creo, como el presidente de YPF Horacio Marín, que si vienen grandes inversiones en minería, petróleo y gas, va a haber más trabajo y va a derramar sobre las pyme.
-La crítica es que el régimen promete beneficios muy generosos para los inversores.
-Pero es que nadie cree en la Argentina. El problema es que la Argentina no es un país confiable. Además, este régimen es muy parecido al contrato que se firmó durante el gobierno kirchnerista con la empresa Chevron para Vaca Muerta. Lo firmó Cristina Kirchner, con el agravante de que fue secreto. Contiene muchas de las concesiones que ahora están en el RIGI. Si la Argentina no es confiable es porque hay cambio permanente de reglas. Pasó, lamentablemente, hace poco con las generadoras eléctricas: tuvieron que aceptar un bono que les impuso el Estado con una quita del 50% de la deuda con Cammesa. El Gobierno argumentó que la emergencia tal y cual cosa, bueno, todo esto deja secuelas en términos de credibilidad.
-La semana próxima está previsto debatir en Diputados la recomposición de los haberes de los jubilados. También el financiamiento de las universidades y el fondo para los salarios docentes.
-El tema de los jubilados es muy sensible. Entiendo al Gobierno con su DNU (que reconoce una recomposición de 12 puntos de la inflación de enero pasado, cuando esta trepó al 20,5%), pero también es cierto que el principal ajuste que el Gobierno hizo recayó sobre el sector pasivo. Sería oportuno, bueno y conveniente sacar primero la Ley Bases y abordar después estos temas que están pendientes.
-Milei ha dicho que vetará toda ley que altere el equilibrio fiscal.
-El veto es un instrumento del Poder Ejecutivo, tampoco hay que dramatizarlo. ¿El Gobierno podría pagar un costo con eso? Podría. Por eso debería evaluarlo bien.
-¿Qué mérito le observa a la gestión de Caputo? En la oposición cuestionan que hubo más licuadora que gestión para bajar el gasto público.
-En un primer análisis creo que era imprescindible dar una muestra de que se puede gobernar con cierto orden fiscal. Pero en algún momento hay que instrumentar un modelo de estabilización y también de reactivación productiva. Está parada la obra pública, aun la que está financiada con fondos internacionales, se derrumbó la actividad económica y el consumo, hay pérdida de empleo en el sector industrial. A eso se suma el aumento en los servicios públicos, en los impuestos provinciales y municipales. Hoy la gente, los trabajadores, están soportando una enorme carga.
-¿Qué le dice su olfato político? ¿Cuánto tiempo puede tolerar la gente esta situación?
-No sabría decirlo. Veo que hay sectores que han votado a Milei y que ahora se ven impactados.
-¿Le resulta difícil ser un “opositor dialoguista” en este contexto? Algunos dicen que usted es el mejor oficialista cuando es opositor.
-No, esas son estupideces que se dicen. Yo siempre actué con la misma responsabilidad pensando en la gobernabilidad y en el país. En este momento el Gobierno necesita tener los instrumentos para poder abordar la tarea de gestión que, advierto, todavía no se ha emprendido. Creo que hay que pararse con un fuerte sentido común, también con un espíritu crítico frente a todos los temas y tener siempre un pensamiento estratégico en función de la Argentina, en qué es lo mejor para el país.
-Usted dice que todavía el Gobierno no emprendió la gestión. ¿Tiene que ver con que no tiene mayorías en el Congreso o adolece de déficits intrínsecos en la gestión?
-El Gobierno quiso arrancar con un megaproyecto de más de 600 artículos, algo sin precedentes según mi experiencia parlamentaria, y mirá que llevo muchos años aquí. Yo hubiera avanzado con leyes más cortas; de haber sido así, Milei contaba antes de fin de año con esas herramientas. Es muy difícil tratar estas megaleyes, no me gustan. Yo puedo entender que un gobierno quiera votar leyes fundacionales, pero además hay que gestionar, y para eso se tiene que armar un equipo de gobierno.
-Hablando de equipo de gobierno, ¿qué opina de que las principales decisiones recaigan en el trío que integran el presidente, su hermana Karina y Santiago Caputo, que no tiene una función formal en el gabinete?
-Eso no lo sé. Aparentemente es el círculo de confianza del Presidente. Es lo que dicen los medios. Yo no lo sé.
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