Si se aprueba con cambios, solo faltará un paso para que sea ley
Diputados podrá aceptar las modificaciones o insistir en la versión original, pero no rechazarlo totalmente
Si el Senado aprobara con cambios el proyecto de legalización del aborto que se votó en la Cámara de Diputados, la iniciativa quedaría a un solo paso de convertirse en ley.
Según lo determina la Constitución nacional, cuando un proyecto regresa en segunda revisión a la cámara de origen, en este caso Diputados, hay solo dos opciones en el recinto: la aceptación de las modificaciones o el rechazo de estas y la ratificación de la media sanción original.
"Ninguna de las cámaras puede desechar totalmente un proyecto que hubiera tenido origen en ella y luego hubiese sido adicionado o enmendado por la cámara revisora", dice el artículo 81 de la Constitución.
Es decir, si el proyecto de legalización se aprobara con cambios en el Senado, Diputados no podría rechazarlo. No importa si hay diputados que cambiaron de opinión. Lo único que se somete a votación es si se aceptan los cambios de la cámara revisora, en este caso el Senado, o se insiste en la versión original.
La Constitución aclara que la cámara de origen, en este caso Diputados, tampoco puede hacer nuevas modificaciones.
Para saber si prevalece el proyecto original o si se aceptan los cambios de la cámara revisora, no basta con mirar el resultado de la última votación. Hay que tener en cuenta la mayoría reunida en las últimas dos votaciones.
"La cámara de origen podrá por mayoría absoluta de los presentes aprobar el proyecto con las adiciones o correcciones introducidas o insistir en la redacción originaria, a menos que las adiciones o correcciones las haya realizado la revisora por dos terceras partes de los presentes", dice el artículo 81 de la Constitución. Y agrega: "En este último caso, el proyecto pasará al Poder Ejecutivo con las adiciones o correcciones de la cámara revisora, salvo que la cámara de origen insista en su redacción originaria con el voto de las dos terceras partes de los presentes".
Es decir, para insistir en la versión original Diputados debería reunir una mayoría igual o superior a la reunida por el Senado, en la hipótesis de que el proyecto sea aprobado con cambios en la Cámara alta.
Consultados por LA NACION, legisladores que conocen a fondo la dinámica parlamentaria explicaron que habría una única forma de que el proyecto se aprobara en el Senado y no se convirtiera en ley. El camino sería evitar su tratamiento.
Para lograr que el proyecto nunca se volviera a tratar en Diputados, los detractores de la reforma deberían construir una mayoría de 129 diputados o más dispuesta a dejar sin quorum la sesión cada vez que el tema se someta a votación.
En ese caso, la media sanción del Senado tendría vigencia durante los dos años parlamentarios posteriores. En este caso en particular, si se aprobara con cambios en el Senado el 8 de agosto, esa media sanción perdería estado parlamentario el 28 de febrero de 2021, es decir, al finalizar el año parlamentario que se inicia el 1° de marzo de 2020.
Esta última hipótesis parece inviable desde lo político, dado que todas las fuerzas políticas dieron su compromiso para que el tema sea debatido en el recinto y para que se respete la decisión de la mayoría de los legisladores presentes en la sesión.
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