Tex Harris: el diplomático de EE.UU. que desnudó los crímenes de la dictadura
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En los días más brutales de la dictadura, su nombre podía ser la clave para seguir con vida. F. Allen "Tex" Harris, el diplomático norteamericano que entre 1977 y 1979 reunió información precisa sobre los desaparecidos y abrió las puertas de la embajada de los Estados Unidos para recibir a sus familiares, murió a los 81 años.
Con sus dos metros de altura, contextura robusta y trato afable, Harris nunca pasaba desapercibido. Trabajó en el servicio exterior de los Estados Unidos durante 35 años y su nombre es un símbolo de la lucha por los derechos humanos y el esclarecimiento de lo ocurrido durante la represión en la Argentina. El 24 de marzo de 2016, el entonces presidente Barack Obama rindió homenaje a su valor.
Nacido en Dallas, Harris se graduó con honores en política y filosofía en la Universidad de Princeton e ingresó en 1963 en el servicio exterior de su país.
En 1977, durante el gobierno del demócrata Jimmy Carter, fue enviado a la embajada en Buenos Aires. Pertenecía a una nueva área del Departamento de Estado que impulsaba Carter y que tenía un nombre que con los años se transformaría en familiar en nuestro país: Patricia Derian, subsecretaria de Derechos Humanos.
"Me llamó la atención, apenas arribé, que un grupo de mujeres con pañuelos blancos en la cabeza hiciera rondas, todos los jueves, frente a la Casa de Gobierno. Era la prueba de que algo grave estaba ocurriendo", dijo Harris en una entrevista con LA NACION en 2001. A partir de sus encuentros, reunió en pequeñas fichas de cartón los casos que recogía en cada encuentro. Llegó a reunir unos 9500 casos de desaparecidos.
"Había una clara intención de exterminar gente. Los militares se enloquecieron. Creyeron que podían decidir sobre la vida y la muerte de miles de personas, sin pensar en las repercusiones políticas e históricas. Era una locura", recordó el diplomático. Sus informes confidenciales, bien vistos al principio, provocaron inconvenientes cuando interferían con los intereses de ambos países. En 1979 fue convocado a Washington y fue sancionado. Tuvo que esperar 20 años para ser reconocido con la máxima distinción del Departamento de Estado por su valentía.
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