Un movimiento que también apunta a la campaña
Preocupa a sectores del peronismo la utilización de la estructura de espionaje para la interna
"Están locos. Se reunieron conmigo para ver si quería mandar a algunos de los muchachos que trabajan conmigo para sumarse a la nueva SIDE. Me dijeron que iban a trabajar para la campaña." Con asombro un candidato bonaerense del kirchnerismo relató a sus interlocutores esta semana cómo lo había tentado un dirigente de La Cámpora para aportar gente al futuro del espionaje argentino.
Su preocupación residía fundamentalmente en el escenario que se abre de cara a la campaña, sobre todo cuando la interna peronista se desarrolla todavía sin reglas fijas.
"El riesgo es que con la incorporación a la nueva SIDE busquen intervenir con operaciones, cuando no hay nadie que ordene el territorio", aceptó otro dirigente del peronismo tradicional.
En el oficialismo piensan que para guardar las formalidades Cristina Kirchner va a dejar a Oscar Parrilli como jefe nominal de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), que se creó en la reforma aprobada en la madrugada del jueves, pero que, en realidad, la conducción real la va a ejercer La Cámpora.
La avanzada se inició con el nombramiento de Juan Martín Mena, el segundo de Parrilli, y quien es el nexo principal con la agrupación, a través de Julián Álvarez, el viceministro de Justicia.
También está destinado a tener un rol gravitante Miguel Basanta, un amigo de Máximo Kirchner, que si bien ya está trabajando en la parte administrativa de la Secretaría de Inteligencia, es posible que tenga un rol más gravitante. "Es el próximo Stiuso", arriesgó uno de los representantes kirchneristas al tanto de la movida. También se espera que lleguen otros amigos de Máximo Kirchner como los ex concejales Martín Alaniz y Rodolfo Tailhade; además del director del Registro Nacional de Armas (Renar), Matías Molle.
En algunos sectores del peronismo, el temor es que la avanzada militante sobre la estructura de Inteligencia no sólo tenga como objetivo incidir en la dinámica judicial, como ocurrió hasta ahora, sino que además se produzcan intromisiones en la interna oficialista, en un momento en el que se percibe en el horizonte cercano una colisión entre el kirchnerismo puro y el peronismo clásico.
Aunque es cierto que en el territorio bonaerense hay trabajos conjuntos entre referentes de la militancia y el Partido Justicialista -el rol de José Ottavis en la estructura del PJ y el buen vínculo entre el flamante secretario general de la Presidencia, Eduardo "Wado" De Pedro, y Daniel Scioli, son sólo los ejemplos más claros-, en las segundas líneas hay una fuerte preocupación por el modo de resolución de la interna.
La presión que ejerce la Casa Rosada para potenciar a figuras como Florencio Randazzo a la Presidencia y a Patricio Mussi para la gobernación encuentra resistencias en ciertos sectores del peronismo, que no están cómodos con el discurso duro hacia la propia interna peronista -con Scioli como blanco preferido-, y prefieren consensuar y avanzar hacia un esquema de postulaciones unificadas.
En este contexto de creciente tensión, la movida militante para poblar la nueva estructura de la AFI genera muchos resquemores. Los antecedentes en los ministerios de Justicia, Desarrollo Social, Planificación y Relaciones Exteriores no son prometedores.
"Actúan en forma avasallante y responden en forma verticalista a la agrupación, no al ministro formal del área, [Julio] Alak; [Julio] De Vido, [Héctor] Timerman no manejan sus estructuras. Ese mismo modelo puede ser muy complicado en la nueva SIDE", explicó un funcionario que padeció la influencia camporista.
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